jueves, 16 de diciembre de 2010

El TC prohíbe a los padres educar a sus hijos sin escolarizarlos

Una familia pedía la opción para evitar la «obediencia y sumisión» del colegio.

En otros países, como EEUU, educar a los hijos en casa es una opción legal. En la imagen un padre norteamericano da clase a sus hijos - Foto: Ap
 
16 Diciembre 10 - Madrid - F. V.

Por primera vez en España, el Tribunal Constitucional (TC) se pronuncia sobre un asunto controvertido en muchos países: la educación de los hijos al margen del sistema escolar. Una sentencia del Alto Tribunal hecha pública ayer deniega a unos padres la posibilidad de enseñar a sus hijos en su propia casa, sin necesidad de escolarizarlos en un centro educativo oficial.
 
El fallo indica que, de acuerdo con la Constitución, la ley puede configurar un sistema de enseñanza básica obligatoria «como un periodo de escolarización de duración determinada». Y durante este periodo queda «excluida» la posibilidad de enseñar a los hijos en el domicilio familiar al margen de la educación formal. De acuerdo con el TC, la educación ajena al sistema «no está comprendida en ninguna de las libertades constitucionales».
 
El caso que se trataba era el de un matrimonio de la provincia de Málaga que argumentaba que sus hijos, menores de edad, podían tener en casa una educación mejor que en los colegios públicos con 30  alumnos por clase, y que los niños hablaban cinco idiomas y recibían de sus padres clases de Música, Lengua, Ciencias y Matemáticas, además de una formación ética.
 
El secretario de Estado de Educación, Mario Bedera, afirmó, tras conocer la sentencia, que es  «fundamental» que los niños acudan al colegio. «Pensamos que cuando los niños van al colegio se socializan y  aprenden comportamientos de grupo», apuntó.
 
Por su parte, los padres que acudieron al TC, explicaron ayer que lo hicieron porque los colegios son «un sistema de obediencia y sumisión».  Florián Macarro, uno de los padres de Tolox (Málaga) que presentó el recurso, señaló a Efe que la escuela no enseña a los niños a ser personas autónomas y que tampoco fomenta la igualdad, sino la competitividad.
 
   
Fuente: La Razón.

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