En una viñeta cómica aparecen niños matándose con pistolas, armas blancas y bates de béisbol. La empresa tiene cada vez más dificultades para colocar sus libros de texto y su balance ha sido “catastrófico”.
13 NOV 2011
| Santiago Mata y Pilar L.Cuntín. Madrid
La editorial Akal parece que no pasa por sus mejores momentos. Fuentes
cercanas a la compañía han informado a LA GACETA de que el pasado mes de
mayo, el catedrático de Filosofía Carlos Fernández Liria, que se
declara marxista y es autor de los libros de Educación para la
Ciudadanía de esta empresa, convocó a profesores de esta asignatura
afines a su ideología en la biblioteca Marqués de Valdecilla de Madrid.
La idea era presentar los nuevos manuales de Educación para la
Ciudadanía, propuestos por Akal para estudiantes de 13 y 14 años. Desde
la editora se cuidan mucho, según esta misma fuente, de que estos
manuales no se muestren a profesores de colegios concertados ni
religiosos, ya que no quieren que los libros del resto de materias que
elaboran, como los de Lengua o Historia, sufran algún tipo de
desprestigio al asociarse a los primeros.
La idea de la convocatoria era además invitar al profesorado a
utilizarlos como libros de texto para el curso académico 2011-2012. Sólo
un instituto de toda la Comunidad de Madrid optó por la propuesta de
Akal.
La campaña resultó un auténtico fracaso y esto repercutió severamente
en las cuentas de la unidad de negocio de libros de texto , que cerró el
ejercicio con unas cifras “catastróficas”. LA GACETA ha intentado en
numerosas ocasiones cotejar estos datos con la editorial, pero esta se
ha negado a realizar declaración alguna al respecto.
Libro o ensayo
El contenido de los libros, titulados Educación para la Ciudadanía
(ESO) y Filosofía y Ciudadanía (1º de Bachillerato), tienen un tono que
hace difícil considerarlos manuales educativos, pedagógicos o juveniles,
aunque pretendan serlo. Más que manuales, parecen ensayos. Ambos están
escritos por el Grupo Pandora, que se presenta con esta declaración de
principios: “Grupo Pandora se constituye en defensa de la presencia de
la Filosofía en los planes de estudios”.
“Frente al adoctrinamiento en valores con que se pretende ‘educar para
la ciudadanía’, es preciso, ante todo, defender el derecho de la
ciudadanía a saber Filosofía”. Sin embargo, los manuales no dudan en
recomendar libros como La muerte de la familia, de David Cooper, que
defiende la tesis de que la verdadera “muerte de Dios” y la auténtica
“revolución social” serán posibles sólo cuando se haya liquidado la
familia actual, que califica de institución de carácter represivo y
jerárquico, y sustento principal de la burguesía.
En la página 99 del libro 4º de ESO, no dudan en una de sus
ilustraciones en animar a “aplastar con un macillo” a la Familia Real
Española. La imagen, realizada por Miguel Brieva, acompaña a un texto
titulado “Un resquicio para la esperanza” y califica a la Monarquía de
“problema”.
Por otra parte, Rousseau es el filósofo estrella de este manual, que se
dedica a ridiculizar las supuestas perversiones en que el mercado ha
hecho caer a los humanos. El redactor del capítulo sobre “El derecho”
tiene un momento de lucidez para reconocer: “El problema de las
respuestas naturales consiste en que una parte importante de la
naturaleza de cada uno de nosotros nos lleva a responder a los hechos no
de la manera más justa, sino de la manera más beneficiosa para nuestros
intereses o pasiones particulares”.
Violencia divertida
Este texto, que podría ser la moraleja de una película trágica como El
señor de las moscas, va en el manual de Akal acompañado con un dibujo
que supuestamente muestra lo que pasa cuando se deja a los niños solos
“unos minutos”. Pero, lejos de provocar alarma o pena, la consecuencia
que cualquiera –y más un menor, como los destinatarios del libro– puede
deducir es que la violencia no solo es lógica continuación de lo que
parece un juego, sino que es divertida.
Ante la escena de unos niños que literalmente se están matando,
clavándose puños de acero o botellas rotas, atacándose con bates de
béisbol, con sables o asesinándose a tiros, la reacción de la mujer
adulta retratada es sonreír y cantar, y la de la sociedad, ofrecer la
publicidad de un periódico con cuya lectura, supuestamente “las
meriendas no acabarían nunca tan mal”.
La violencia quizá no se promueva por el hecho de banalizarla, pero
salta a la vista que, de haberse presentado en otros medios, esta escena
no se calificaría como recomendable para menores, que es supuestamente
lo que se hace al autorizar un manual de Educación para la Ciudadanía.
Fuente: La Gaceta.
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