lunes, 21 de noviembre de 2011

Padres coraje, colegios cobardes

Por Manuela Padilla González.
 
Córdoba. 20/11/2011

En estos últimos días ha salido a la palestra de nuevo la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Pero, como hace tiempo que los padres estamos en la defensa de la educación de nuestros hijos, quizás hemos olvidado los principales hechos que han sucedido en estos años con relación a la asignatura. 
  
Quisiera, primero de todo, destacar la doctrina clara y la postura muy valiente de nuestros Obispos. Nos han dicho en diversas ocasiones y con diferentes palabras que con la imposición de la Educación para la Ciudadanía el Estado trata de arrogarse el poder de Dios, porque dicha asignatura pretende definir qué es el hombre, qué es la vida o qué es la familia y eso solo puede definirlo Aquel que nos ha creado. 
  
Monseñor Cañizares llegó a decir que aceptar la asignatura, aunque con pretensiones de reformarla, es cooperar con el mal. Nos han animado a ejercer nuestro derecho de educar a los hijos con la objeción de conciencia y por cualquier medio lícito. 
  
Entonces cabe preguntarnos, ¿cómo en un país como el nuestro, en que la inmensa mayoría de los ciudadanos es católica, ha progresado la Educación para la Ciudadanía?
  
La respuesta, sin querer juzgar a nadie, es que una gran mayoría de colegios "católicos" no ha hecho caso a la jerarquía y han implantado la asignatura.Es más, en algunos se les ha puesto trabas a los padres que han querido objetar y pedir que sus hijos no entren en esa clase. Y peor aún , se les ha advertido que no obtendría la titulación quien no aprobara esta asignatura. Pero todavía hay más, en el centros escolar donde mi hija es objetora ,se me ha hecho ir a recoger a la niña, durante el tiempo de clase. Puedo comprender que los colegios sucumban ante el poder del Gobierno y no quieran complicarse la vida, pero nunca que en lugar de colaborar con los padres que con un loable coraje defienden su derecho a elegir la educación según sus valores, se dediquen a poner todo tipo de trabas y complicaciones. 
  
Yo animo a exigir su derogación y a objetar por lo que pueda suceder. 
  
Termino con unas palabras que he oído ayer "AL FINAL SIEMPRE TRIUNFA EL BIEN Y SI NO..., ES QUE NO ES EL FINAL".
   
Fuente: Estrella Digital

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