El proyecto de la nueva asignatura se centra en el conocimiento de la Constitución.
Día 19/05/2012
El
borrador de Real Decreto que modifica la asignatura de Educación para
la Ciudadanía, y que en breve entrará en vigor, poda términos polémicos
que, nada más leerlos, recuerdan a Zapatero: «orientación afectivo-sexual», «educación afectivo-emocional», «pluralidad de las sociedades actuales»... Pero empecemos por los guiños gramaticales.
En los dos decretos aún vigentes que regulan la materia se habla de
«mostrar respeto por las diferencias y características personales
propias y de sus compañeros y compañeras»; de un criterio de evaluación
para «valorar si el alumno o la alumna... ejerce una autorregulación de
sus emociones», etc. Obsérvese lo de «alumnos y alumnas» y «compañeros y
compañeras». El nuevo proyecto de Real Decreto menciona solo «alumnos» o
«compañeros», y con ello abarca también a «las alumnas» y a «las
compañeras», como recomienda la Gramática de la Real Academia.
En
los decretos vigentes se manda que los estudiantes aprendan la
«valoración crítica de la división social y sexual del trabajo y de los
prejuicios sociales racistas, xenófobos, antisemitas, sexistas y homófobos».
Ahora se elige una versión que da menos opción al adoctrinamiento y que
recuerda en el tono un mandamiento de Moisés: «No discriminación por
razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra
condición o circunstancia personal o laboral».
El Estado democrático
Pero quizá lo más importante es que se reconoce explícitamente en este contexto «el derecho fundamental de libertad de conciencia individual»
y se centra el contenido de la asignatura: «El Estado tiene la
obligación de asegurar que los ciudadanos (atención, no se dice
«ciudadanos» y «ciudadanas») conozcan la Constitución,
el funcionamiento de las instituciones públicas y cuanto se refiere a
los derechos y libertades que caracterizan nuestro estado democrático».
Como
se ve, este proyecto de Real Decreto, a la espera de una nueva Ley
Orgánica de Educación (que será la que pueda cambiar el nombre de la
asignatura), quita carga ideológica al que hay: una norma que facilita
de forma oficial la tarea de deformar conciencias en asuntos como la
identidad personal, la concepción de la familia y
el matrimonio y la moral sexual. Sin embargo, este borrador de Real
Decreto, y los anteriores, ponen de manifiesto una vez más la manía de
querer regularlo todo, como si la misión del Estado fuera legislar hasta
el último rincón de la última asignatura, algo que hace daño por lo
menos al sentido común.
El
experto Jaime Urcelay denunciaba el error de los criterios de
evaluación de Ciudadanía, «que miden no tanto conocimientos como
actitudes personales». Pero los criterios de evaluación, en el borrador
de Real Decreto, apenas si se han modificado.
Fuente: ABC.
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