lunes, 7 de mayo de 2012

La Santa Sede respalda ante la ONU la educación en casa

Defiende la familia y a los padres como primeros educadores frente a la "desconcertante tendencia" de quienes tratan de usurparles este derecho en favor del Estado, alertando frente al adoctrinamiento ideológico.
  
REDACCIÓN HO.- La Declaración de Delegación de la Santa Sede Delegación ante el Consejo Económico y Social de la ONU, en la 45ª reunión de la Comisión de Población y Desarrollo celebrada en Nueva York (24 de abril 2012, que adjuntamos íntegro en inglés | español), muestra su apoyo explícito al derecho de los padres, como primeros educadores, a optar por la educación en casa (homeschooling), al señalar:  
"Hay alrededor de 250.000 las escuelas católicas de todo el mundo. Las escuelas católicas ayudan a los padres que tienen el derecho y el deber de elegir las escuelas, incluido el homeschooling (la educación en el hogar), y deben tener la libertad para hacerlo, que a su vez, debe ser respetada y facilitada por el Estado".
La afirmación de la delegación vaticana responde a una preocupación más amplia, que califica "tendencia desconcertante", a saber: "el deseo por parte de algunos de restar importancia al papel de los padres en la crianza de sus hijos, como para sugerir que, de alguna manera, no es función que compete a los padres, sino al Estado". En este sentido, subraya que la relación natural y esencial entre los padres y sus hijos ha sido ratificada y apoyada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) afirma que "los padres tienen derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos" (artículo 26, 3) y la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) afirma que los padres tienen "la responsabilidad primordial de la crianza y el desarrollo del niño"(art. 18, 1). 
  
"La familia es el núcleo original de la sociedad, la base primordial de las relaciones sociales y el lugar donde se cultivan las relaciones del futuro nupciales, paternal, filial, fraternal", se recuerda, por ello "debe afirmarse el valor singular e insustituible de la familia fundada en el matrimonio y la inviolabilidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural".
   

Con ello, se destaca de forma especial las cuestiones relativas a los niños, incluyendo las áreas educativas y comunicativas que hacen referencia al amor y a la sexualidad humana, el matrimonio y la familia: "todas las políticas y programas relativos a los niños deben estar en línea con la Convención. De este modo, se  recuerda que el Estado "tiene una responsabilidad esencial en asegurar la prestación de servicios educativos, y el derecho a educar es una responsabilidad fundamental de los padres, instituciones religiosas y las comunidades locales (...). El sistema educativo funciona correctamente cuando se incluye la participación, en la planificación e implementación de políticas educativas, de los padres, la familia, y organizaciones religiosas, organizaciones de la sociedad civil y también el sector privado", añadiendo como en este proceso educativo, "el Estado debe respetar las decisiones que los padres hacen por sus hijos y evitar los intentos de adoctrinamiento ideológico". 
  
"Como se afirma en el derecho internacional, los Estados están llamados a respetar la libertad de los padres de escoger para sus hijos o pupilos escuelas distintas de las establecidas por las autoridades públicas, para garantizar la educación religiosa y moral de sus hijos conforme a sus propias convicciones, que se aplica igualmente a su derecho a hacer juicios sobre las cuestiones morales en relación con sus hijos", se añade.
  
Reafirmando que la educación "juega un papel fundamental en el logro de un crecimiento económico sostenido y equitativo, la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible y la reducción de la inequidad y la desigualdad, y es indispensable para proteger y afirmar la dignidad trascendente de cada persona", se acaba recordando que "los auténticos derechos que nos acercan al desarrollo parten de la consideración de la persona humana, que lleva dentro de él o de ella sus fuentes de inspiración infinita y divina, como centro de todas las cuestiones de desarrollo, y por lo tanto respeta la naturaleza de la familia, el papel de los padres, incluyendo sus creencias religiosas y los valores éticos y culturales, y afirma la contribución que los jóvenes pueden hacer y hacen a su comunidad y la sociedad. Cuanto más reconozcan esto los países, más será posible poner en práctica políticas y programas que promuevan el bienestar general de todas las personas"

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Fuente: HazteOir.org.

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