Por Alicia V. Rubio Calle.
Hoy le han mandado a uno de mis hijos un mail donde, despreciando la ley de la gravedad, el sentido común y la previsible caída que se adivinaba, las cabras trepaban por la pared casi vertical de una presa para comer el musgo que crece entre las piedras y chupar la sal que se filtra por las piedras.
Siempre he creído que quienes, por defender la libertad de educación para nuestros hijos y con las razón como único arma, nos enfrentábamos a un estado poderoso que ensayaba actos totalitarios, estábamos un poco locos, “locos como cabras”.
Sin embargo, ante la imagen, entre demencial y milagrosa, de aquellas cabras paseando en la verticalidad, me he dado cuenta que la expresión “estar como una cabra” no es tan negativa como podría parecer y que define con precisión a todos los que nos hemos empeñado en objetar a EpC contra la gravedad, el sentido común y la previsible caída.
Estamos “como cabras”.
Como cabras nos hemos atrevido a trepar por la pared vertical de unas leyes que nos quitaban derechos para saborear, una vez más y jugándonos la integridad, los musgos de la libertad y la sal de la coherencia.
Como cabras hemos desafiado el sentido común, la comodidad de amoldarnos a lo fácil, a los pobres pastos del suelo firme y nos hemos empeñado en trepar los riscos de las leyes injustas, la opinión pública y la incomprensión de nuestro entorno.
Como cabras hemos desafiado el peligro de caernos nosotros y nuestros hijos al vacío de la injusticia.
Estamos “como cabras”. Y a mucha honra.
Como las cabras, no estamos dispuestos a que nadie nos convenza de que subir una pared vertical es imposible, cuando se nos ha dado el don de subirla.
Como las cabras, no estamos dispuestos a renunciar al mejor pasto, aunque sepamos que puede costar esfuerzo.
Como las cabras, algún día podremos demostrar con nuestro esfuerzo y testimonio que no hay pared que no se suba, ni imposible que no se consiga si se está dispuesto a afrontar los riesgos que eso supone.
Locos como cabras, libres como cabras, buscando la cima más alta y el pasto más exquisito.
Enhorabuena a todos por trepar. Gracias a todos por buscar vuestro alimento cerca del cielo.
Con todo cariño,
Alicia V. Rubio Calle.
Fuente: Profesionales por la Ética.
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