Por Antonio Amate, secretario general de la Federación de Enseñanza de USO.
Sorprende y decepciona el mensaje transmitido por el vídeo sobre la
educación que el PSOE está difundiendo en su precampaña electoral. Se
titula "niño rico, niña pobre".
Jugar a opresores y oprimidos, a malos y a buenos, cuando lo que
apostamos es el futuro de nuestros niños y niñas en una cuestión tan
sensible y compleja como su educación, no es tan solo hacer demagogia,
es simplemente mentir al pueblo. Con el arte y la maestría de los
mejores recursos audiovisuales y psicológicos, pero al fin y al cabo
emitiendo información falseada con la intención de obtener alguna
ventaja electoral.
Enfrentar a las redes escolares en una guerra cainita no aporta nada
nuevo ni nada bueno a la solución de los problemas que padece nuestro
sistema educativo. Politizar el debate educativo hasta este extremo es
un grave error.
El video pretende sublimar y monopolizar con poca fortuna un objetivo
esencial de la educación moderna como es el de "la igualdad". Hoy es
universalmente aceptado por toda la comunidad
educativa. Sin embargo, se olvida una vez más que el verdadero escalón
que segrega al alumnado por motivos económicos sólo tiene una vía de
solución: desarrollando plenamente la libertad de enseñanza y
facilitando a todas las familias el acceso a la escuela que elijan para
sus hijos, ya sea pública o concertada sin discriminación por razón de
su nivel de renta.
Son ya muchos los años que han transcurrido desde que, precisamente un
gobierno socialista, iniciara la vía del concierto educativo en España. Y
son demasiados años de ejercicio práctico los que avalan el poder decir
con autoridad que la experiencia de la complementariedad de redes
pública y concertada, con sus déficits, ha "progresado adecuadamente".
Si la sociedad reclama algo en estos momentos, es que se desarrolle aun
más esa complementariedad, que las administraciones faciliten opciones a
las familias que desean escolarizar a sus hijos en el colegio de su
elección. Hay muy buenas escuelas públicas y también concertadas.
Mejorables muchas de ellas. La demanda de las familias es cada año como
"la prueba del algodón", que –no engaña– y debería ser un factor al que
los políticos concedieran más atención.
Sorprende tan bien el canto del cisne ofrecido por el ministro Ángel
Gabilondo en la recta final de su ineficaz mandato. Suspendido en la
asignatura del Pacto Social y Político por la Educación, se ha
transformado ahora en el "paladín" contra los recortes en la educación
de algunas comunidades. Hay que tener descaro para olvidar tan pronto
que el mayor recorte perpetrado a la educación española lo hizo su
gobierno, sí, el de Rodríguez Zapatero, con el Real Decreto-Ley 8/2010 y
que a resultas de aquel, se produjo una disminución general de salarios
que afectó al personal de las Administraciones Públicas en torno al 5%,
con especial incidencia en la paga extraordinaria de navidad del año
2010 y después en una nueva disminución de la masa salarial de este año
2011. Recortes salariales que se trasladaron, por el principio de la
"homologación express" como "igualación a menos" hacia todos los
trabajadores de los colegios concertados.
Los problemas de la educación en la España moderna de hoy pasan
necesariamente por un diagnóstico educativo serio y lo más alejado
posible de la contienda política, por un tratamiento educativo y por un
mayor protagonismo del profesorado, que es el colectivo esencial del
sistema y con el que hay que contar mucho más para alcanzar cualquier
mejora en la educación española. Lo demás es propaganda fácil y efímera.
Fuente: Páginas Digital.
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