"La cantidad de horas que echamos en las
reuniones de contenido creo que fueron muy positivas. No hubo pactos, pero sí
muchos acuerdos”.
LOLA GARCÍA-AJOFRÍN
“Por aquí, a la derecha, y continuamos hasta
el final del pasillo”. Juan Antonio Gómez Trinidad (La Zarza, Badajoz, 1959) se
conoce cada rincón del Congreso de los Diputados como su propia casa. En él, ha
pasado cientos de horas en la última legislatura, en la que ahora concluye su
función como portavoz de educación del PP en el Congreso. En este tiempo, ha
participado en todas las reuniones de contenido del pacto, que al final no
hubo, pero que no le quitan el buen sabor de boca. “Lo importante es que hemos
hablado mucho de educación”, asegura. Catedrático de Filosofía, lleva inmerso
en el campo de la enseñanza desde 1988 como responsable de Formación del Profesorado.
Ha sido director General de Educación del Gobierno de La Rioja durante una década
(1998- 2008), consejero de la Agencia de Desarrollo Económico de La Rioja (ADER)
y posee la Cruz de Alfonso X el Sabio concedida por el Ministerio de Educación
y Cultura. Para él, “uno de los asuntos no resueltos de la LOGSE” es “conjugar
la ‘s’ de Secundaria y por lo tanto, transitoria, con la ‘o’ de obligatoria”.
Se acaba la legislatura sin pacto en educación.
¿Alguna vez creyó en que lo habría?
Teníamos intenciones de que así fuera,
aunque había elementos extraeducativos que no ayudaban. Un pacto educativo de
Estado implicaba un pacto de Estado previo y en el contexto en el que
estábamos, con un partido socialista muy hipotecado por el tripartito catalán y
un tripartito catalán no dispuesto a ceder en nada, era muy difícil llegar a
acuerdos. Hay que recordar que todavía estaba pendiente la sentencia del
Estatuto de Cataluña, etc. Ahora bien, yo estuve en todas las reuniones de
contenido, y creo que fueron muy positivas, y en esto coincidimos todos, la
cantidad de horas que echamos. No hubo pactos, pero sí muchos acuerdos.
¿En qué puntos había acuerdos?
Por ejemplo, en que había que reformar el
sistema de selección del profesorado. De hecho creo que estamos hablando, no sé
si de lo mismo, pero casi de lo mismo. Había un acuerdo, en que en la Secundaria,
sobre todo en la segunda etapa, había que empezar a hacer una diversificación,
es decir que la comprehensividad que arrastramos desde la LOGSE ya no se
sostiene. Es uno de los asuntos no resueltos de la LOGSE, el conjugar la ‘s’ de
Secundaria, y por lo tanto una etapa transitoria hacia algo posterior –Bachillerato
o FP– con la ‘o’ de obligatoria, que es un mínimo.
¿Están de acuerdo, entonces, con el 4º de ESO
orientador aprobado? ¿En qué se diferencia con los itinerarios que se proponían
en su día?
Nosotros entendemos que hay una etapa que
es obligatoria, pero que sea obligatoria no significa que sea igual para todos.
Es más, creo que de las tres últimas leyes: la LOGSE, la LOCE y la LOE, la que
mejor define la diversidad de objetivos es la LOGSE, en la medida en que ofrece
alternativas está hablando de que tiene que haber una distinta diversificación,
seguramente arrastrando la inercia de unos años anteriores y la
comprehensividad se convirtió en el mismo título, que es ‘café para todos’. El
Partido Popular entendía que a partir de los 14 años hay suficientes elementos
para tener en cuenta los intereses, las aptitudes, la capacidad de trabajo,
pero sin que eso sea un itinerario sin vuelta atrás y eso es lo que proponíamos
en la LOCE, que a partir de la segunda etapa había distintos itinerarios e
incluso un PIP que conducía a título. La LOE, como sabes, es una vuelta atrás
y, finalmente, ya recién cumplido el período de implantación, los cinco años,
prácticamente en los últimos meses se aborda la propia reforma de aquello que
fue demonizado. Por tanto, está en la buena dirección, pero para nosotros es
una chapuza lo que se ha hecho porque ha sido perder cinco años.
¿Y para los que dicen que se abandona a los que peor
van académicamente?
Yo creo que estamos en unos momentos en
los que tenemos el suficiente rodaje para dejarnos ya de tópicos, palabras
bonitas y eslóganes. No
confundamos la exclusión social con el meter a todos en el mismo saco. Está
dentro de la propia pedagogía la atención a la diversidad y por qué no vamos a
atender a la diversidad de intereses o capacidades.
¿Cree que el fracaso escolar es el fracaso de los
niños o del sistema?
Yo creo que es del sistema. Creo que no
hay crisis de jóvenes sino de educadores. Y cuando digo educadores no me
refiero solo a profesores, aquí educamos todos, padres, los medios de
comunicación, el ambiente en general, y los chicos son más víctimas que
autores.
Formación de profesorado, ¿qué estamos haciendo mal?
Respecto a la formación de los maestros,
me da pena que se siga utilizando la misma bibliografía y mismos planteamientos
que desde finales de los años 70. Parece que la academia pedagógica (las
escuelas de Magisterio), han vivido de espaldas al desastre educativo. Habría
que hacer una reflexión sobre qué se está haciendo en la factoría.
Y en Secundaria, ¿qué valoración hace del Máster?
Hay un elemento esencial para aprender el
oficio de enseñar que es fundamental: la práctica. El Máster contempla un
período de prácticas, pero nadie se ha encargado de organizarlas. Los centros
públicos son reticentes a admitir a alumnos, no se ha preparado a los
profesores, no se les ha explicado lo que significa ser profesor de prácticas
–tutor de profesores novatos– y, así estamos en manos de un voluntarismo.
Muchas veces, los alumnos en prácticas retornan al centro en el que hicieron sus
estudios, con una especie de vínculo afectivo, y eso es penoso. Pero más allá
de los eufemismos, el hecho de hacer un Máster no va a solucionar nada.
¿Del MIR educativo nos olvidamos?
Ese es otro de los puntos. Por una parte,
está la formación que tiene que tener un profesor como cualquier otro profesional, pero cuando hablamos
del MIR educativo es algo más complejo porque tiene que ver con el proceso de
selección, también con el proceso de formación y de evaluación. Ya no solo
hablamos de la formación pedagógica, sino con el método concreto de formar,
seleccionar y evaluar a unos profesores que quieren entrar dentro de la función
pública.
No hubo pacto, pero sí esa Ley de Economía Sostenible,
en la que, además, se flexibiliza la FP. ¿Cree que aquí es posible un sistema
de FP dual como el de Alemania?
En temas tan sensibles como la educación,
detesto las fórmulas mágicas que sirven para ocultar a veces una realidad. El
sistema dual al que se está haciendo alusión es imposible ponerlo en práctica
en España. Por varias razones: primero, porque no existe una mentalidad
empresarial en España capaz de admitir tres días a la semana a los alumnos. No
existe esa mentalidad y, por tanto, no existen personas preparadas para enseñar
así. Lo que sí es irrenunciable es el objetivo al que tenemos que tender: que
sea una FP muy vinculada a la empresa, en cuanto que haya un feedback.
Eso no solo se puede hacer, se debe hacer. Pero la FP no es un asunto
exclusivamente de entretener a parados, la FP sustantiva, en un país como
España, con un 45% de los jóvenes en paro, es un asunto de Estado donde hay que
unificar todos los esfuerzos del mundo del
trabajo y del mundo de la educación. Aquí la Ley de Cualificaciones del año
2002 fue un hito porque, primero fue aprobada por unanimidad por todos los
sectores sociales, sindicatos, empresarios, etc., y segundo, porque por primera
vez en España asistíamos a la integración de los dos subsistemas. Como hemos
visto, esta ley ha estado dormitando en su desarrollo 10 años y se han ido
aplicando como novedad cosas que ya estaban implícitas, como el reconocimiento
de la experiencia laboral.
¿Qué responsabilidad tiene la enseñanza en ese 45% de jóvenes parados?
Yo creo que se están produciendo dos cosas: por un
lado, la crisis económica, que conlleva a una crisis laboral tremenda y que hay
que resolverla en otros foros; y segundo, y es dónde sí tiene que ver la
educación, una falta de empleabilidad, para que cuando haya empleo esa persona
pueda desempeñarlo desde el minuto uno. Lo que ocurre en estos momentos en
España es que ni hay empleo ni hay condiciones de empleabilidad, con una tasa
de fracaso escolar de un 30%, mientras que el trabajo sin cualificar, de acuerdo
con lo que nos dice Europa y la OCDE, será, como mucho, de un 10% y un 15%. A
esto se suma, curiosamente, que en España tenemos una población muy numerosa de
universitarios, de los que hay una sobrecualificación profesional.
¿Se puede estar sobrecualificado? ¿Nos sobra gente que sabe demasiado?
En términos generales no y cuanto más sepa uno, mucho
mejor. Lo que ocurre es que una persona además de cualificarse lo que necesita
es ejercer esa cualificación. Yo creo que a la idea de país que aspiramos no es
a tener millones de jóvenes que tengan tres carreras universitarias.
Pero, ahora que los tenemos, ¿qué hacemos con ellos?
La realidad es muy tozuda. Recuerdo a una chica que
fue premio nacional de FP que había hecho previamente Biología, formación con
la que no accedía al mercado laboral. Esta chica pasó de hacer Biología a hacer
un título de FP de grado superior y se empleó directamente porque tenía la
preparación técnica idónea, pero no por su formación como bióloga, sino para el
mantenimiento de jardines. Por lo que creo que lo que hay que hacer es una
buena orientación profesional al joven. Segundo, que en España seguimos
teniendo una mentalidad muy de hidalgos, queremos que todo el mundo sea
universitario, es un deseo perfectamente legítimo, pero que sepamos que las
condiciones y el empleo está donde está, y que por dos arquitectos necesitas 10
aparejadores, 20 técnicos; y si todo el mundo hace arquitectura, a lo que va a
conducir es a una frustración. Se habla siempre de Alemania cuando hablamos del
sistema de FP dual, pero lo que no se dice es que el alemán tiene a mucha honra
saber un oficio, el dominar las técnicas, el saber cómo se hace y cuando tiene esas
destrezas, algunos acceden a un nivel superior.
Se está hablando mucho de los emprendedores. En otros países se fomenta que
los jóvenes tomen la iniciativa mientras que aquí se ha apostado por el eterno
becario.
Evidentemente. Porque somos un país acostumbrado al
subsidio, más acostumbrado a dar pescado que a enseñar a pescar. Hay que fomentar
el espíritu emprendedor, pero cuando hay que fomentarlo, y no jugar a
emprendedores y meter asignaturas en Secundaria. El gran problema de la
Secundaria es que todos los alumnos salgan con las competencias mínimas para
poder desenvolverse en la sociedad con esas destrezas básicas. Cosa muy
distinta es que en España los métodos de enseñanza son excesivamente
convergentes, al chico se le dan cinco datos y se le plantea un único problema con
una única solución. Yo creo que hay que enseñar también un problema divergente,
que en la vida, ante un problema, no hay una única solución. Y ahí sí que
deberíamos hacernos un replanteamiento. Lo que hay que fomentar es el
pensamiento creativo para cuando el chaval esté ya maduro, tenga las
competencias básicas para emprender.
A todo esto se añade el contexto difícil que atravesamos. ¿Cree que los
recortes van a afectar a la calidad de la educación?
Creo que, en estos momentos, el tipo de recortes que
se está haciendo no tiene porqué afectar a la calidad de la educación. Son reajustes
de personal, dentro de la legalidad. Evidentemente no se ha hecho la didáctica
suficiente por parte de algunas comunidades de explicar el esfuerzo que era
necesario y ha habido desaciertos en la comunicación y una indignación, en
muchos casos justificada, por parte del profesorado. Y sobre esos errores, a
veces su utilización política y partidista. Creo que la huelga es un último
recurso que hay que utilizar cuando se han agotado todos los demás
procedimientos. Me gustaría que hubiese un ejercicio de sensatez, porque esto
no beneficia a nadie.
Esas dos horas a lo mejor no son tan graves, pero hay centros que están
repercutiendo en la reducción de tutorías, de apoyos y refuerzos, biblioteca,
etc.
Creo que a la hora de justificar una situación de
‘cabreo’ cualquier cosa es válida. Esto no es nada nuevo. He estado dando 20
horas hace 15 años. No creo que ese sea el problema. El problema en educación es
otro. Creo que el pacto ha tenido otra virtualidad y es que nos ha permitido a
todos hablar de educación, pero en estos momentos estamos hablando de otras
cosas: estamos hablando de economía. No olvidemos que de la crisis económica
podremos salir antes o después, pero el capital humano es la clave y eso es un
reto que solo los españoles podremos hacer.
Y para los que creen que si gana el PP va a haber más recortes.
Creo que eso es una estrategia de la confusión.
Primero me consta que las comunidades del PP están haciendo todo lo que pueden,
que se están obteniendo muy buenos resultados y lo que no se puede es
extrapolar el conflicto de una comunidad a la política de todas.
Es decir, ¿Madrid y Castilla-La Mancha no son el resto?
Ni Madrid es el resto como no lo es Cataluña, ni
ninguna. Las señas de identidad del PP son las propuestas que se han estado
haciendo como ha sido propiciar la autoridad y el respeto al profesorado.
Y, después de las elecciones, aunque ahora ya no es portavoz de educación del
PP en el Congreso, ¿en qué diría que incidirá el PP, si gana?
El PP en esta legislatura ha ido generando un cuerpo
doctrinal, lo que pasa que vivimos en un mundo de hipertrofia informativa. Y el
informe PISA nos dura lo que los titulares: tres días, luego nadie analiza,
pero hay documentos que son los programáticos, como es el documento de Toledo
que se elaboró cuando el pacto y saldrá ahora un programa electoral. El
objetivo del PP es la calidad de la educación, especialmente de la Pública, por
una razón muy sencilla, porque es la Administración la titular de esos centros.
Se nos olvidan pronto las polémicas, pasó con Educación para la Ciudadanía,
¿se retomará el debate la próxima legislatura?
Creo que Educación para la Ciudadanía está muerta y
nació prácticamente muerta porque surgió con un enfoque mal planteado y eso,
además del lío monumental y el ruido que ha producido, desgastando energías de
otras cosas, no es lo que se proponía. Fue el PP, precisamente Mariano Rajoy en
1999 quien firmó con los partidos europeos potenciar la EpC, por tanto, es un
objetivo irrenunciable. Sobre todo con nuestros alumnos que están en un cierto
grado de indiferencia y pasotismo respecto a la vida política. Por tanto, es
irrenunciable que nuestros alumnos tomen conciencia de qué significa participar
en la vida activa, de cuáles son las normas de juego que tenemos: la
constitución, la representación... Y eso es irrenunciable. Y el PP a eso no le
va a hacer negación. Otra cosa distinta es que se aproveche EpC para meter
contenidos que son molestos al sistema y a la persona, dejemos eso para otro
ámbito.
Es decir, que ¿educación política sí pero educación sexual no, por ejemplo?
Habrá que dar educación sexual donde corresponda pero
no con una asignatura específica dedicada a eso. Llega un momento que los
profesores me dicen que no saben cuándo van a dar Matemáticas o Latín porque entre
el día de la mariposa, el día de la precaución vial...
Sobre la política lingüística, ¿se va a tocar algo?
Este es otro de los asuntos que me da mucha pena que
quite tantas energías del ámbito educativo.
El problema de las lenguas no es un problema educativo de España, sino un conflicto
que hay en algunas comunidades; pero no es un problema de competencias
educativas. Hay una sentencia del Tribunal Supremo que hay que acatar, pero
quien tiene que hacer que los acate no es el ámbito educativo sino el judicial.
¿Cómo se recibe el ‘no me representan’ de los indignados? ¿Le han hecho
reflexionar?
A mí no me hacen reflexionar ellos, a mí me hace reflexionar
el desencanto, el desapego de la vida política, el descrédito que tenemos los
políticos. El qué estamos haciendo para que el 30% de nuestros jóvenes sean analfabetos
funcionales. Eso sí me hace pensar. O el nivel de frustración de chavales muy
bien preparados, que se presentan a unas oposiciones, que sacan un 9 o un 10,
pero luego no tienen una oportunidad para trabajar y me hace pensar también que
después de 1.100 horas de inglés, nuestros chicos se pierden en un aeropuerto. Pero
para eso no tengo que montar un foro de opinión extraparlamentario. La
democracia es algo muy serio y tiene los suficientes mecanismos para
autocorregirse. Educación para la Ciudadanía, bien entendida, es enseñarle a
cada uno cómo se tiene que actuar para cambiar todo aquello que no nos guste.
Fuente: Revista Escuela, n.º 3919 (octubre de 2011),
págs. 32 y 33.
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