No cabe duda de que en la sociedad española tenemos todavía mucho que aprender. La sentencia favorable a los padres de Bollullos Par del Condado declarando 'claramente adoctrinador' uno de los manuales de Educación para la Ciudadanía viene a premiar una participación y una preocupación real de los padres en la educación de sus hijos.
Y también remunera la confianza de los ciudadanos en el sistema democrático. Pero aún nos falta mucha participación, nos falta mucha in-quietud, nos falta valentía para proponer cambios a nuestros políticos y perseverar en el empeño hasta que salgan adelante.
Los padres desearíamos ya que nuestro sistema educativo público, al que tenemos derecho por ser ciudadanos españoles al margen de si somos cristianos, de cualquier otra religión, agnósticos o ateos, se viera libre de las cicaterías de individuos adoctrinadores, ávidos de imponer su concepción particular del ser humano a los más indefensos.
Nos alegramos de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, pero los padres sabemos que enfrentarnos a los textos de EpC no es la solución porque los niños están expuestos en clase a las interpretaciones particulares que sus profesores les hacen de la vida. Los padres queremos confiar en que estas interpretaciones necesarias, sean neutrales y respetuosas con la libertad.
Hoy nos encontramos en las aulas un conjunto variopinto de alumnos; diversas creencias familiares, diversas realidades.
No creo que sea necesario decirle a un profesor que se abstenga de hacer comentarios del tipo “El Islam es una religión retrógrada” o “los países musulmanes son antidemocráticos”; pero para nuestra sorpresa sí hay que advertirle a alguno que comentarios del tipo “La Biblia es un cuento” o “no hay evidencia científica de que hubiera un diluvio” deben ser evitados.
Máxime si los niños sobre los que el profesor vierte estas opiniones, totalmente respetables en el ámbito personal pero no en el docente, son alumnos de religión católica y tienen 11 años.
Que siga confundiéndose libertad de cátedra y adoctrinamiento no es más que un signo del largo camino que nos queda por recorrer para conseguir una educación de calidad.
LA SITUACIÓN DE LOS ALUMNOS OBJETORES
En Extremadura hay niños que se quedan fuera de clase durante la impartición de la asignatura Educación para la Ciudadanía.
No les dejan entrar en ningún aula; tampoco en la biblioteca.
Los alumnos no salen del centro, permanecen en él durante el horario escolar completo y por tanto son responsabilidad del centro. ¿Qué pasará cuando empiece a llover o bajen las temperaturas?
Alumnos objetores de otros centros extremeños (en concreto del Instituto Rodríguez Moñino) tienen permiso (del inspector) para estar en la biblioteca del centro (con la compañía voluntaria de su padre) mientras se imparte Educación para la Ciudadanía. ¿A qué se debe la negativa a permitir el acceso a una dependencia del centro (la biblioteca) a un miembro de la comunidad educativa (la madre)?
Sin duda la conclusión a la que llegamos ante tantas contradicciones y falta de rigor en los criterios es el sectarismo imperante en la Consejería de Educación extremeña. Mientras no cambie esta concepción patrimonialista de la educación, no alcanzaremos cotas respetables de libertad y calidad.
Margarita Cabrer. Miembro del Observatorio Extremeño para la Educación en Libertad y madre objetora.
Fuente: Actualidad Extremadura.
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