miércoles, 27 de octubre de 2010

Educación para la Ciudadanía: derecho a adoctrinar

Artículo publicado en Diario de un padre objetor.

Hoy ha organizado elCorreoweb.es un Encuentro digital con Juan José Abad, el autor del libro de Educación para la Ciudadanía calificado como adoctrinador por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía hace unos días.
 
Tras las declaraciones hechas al Diario de Burgos en las que acusaba el palo recibido pero achacaba el fallo a prejuicios ideológicos, hoy, respondiendo por escrito a una serie de preguntas formuladas por los lectores, ha vuelto a perder la oportunidad de matizar sus declaraciones y ha justificado más si cabe su manual y su forma de concebir la educación en contra del criterio sentado por el Tribunal Supremo:
En una sociedad democrática, agrega la sentencia, “no debe ser la Administración educativa —ni tampoco los centros docentes, ni los concretos profesores— quien se erija en árbitro de las cuestiones morales controvertidas“, ya que éstas pertenecen “al ámbito del libre debate en la sociedad civil, donde no se da la relación vertical profesor-alumno, y por supuesto al de las conciencias individuales“.
Abad, por el contrario, utiliza la relación vertical profesor-alumno (como autor) para debatir con ventaja múltiples cuestiones controvertidas de alcance ideológico y moral procurando transmitir a los indefensos alumnos sus posiciones ideológicas:
Trato de temas controvertidos en la sociedad de una manera también controvertida

en esos temas controvertidos es en los que hay que entrar, de una manera neutral. Los problemas son los problemas, y si algún sentido tiene EpC es afrontar de una manera honrada esos problemas.

En el libro no ofrece una repuesta unívoca y que cada uno tiene que solucionar. Yo sólo doy algunas pautas, pero ninguna solución. EpC debe entrar en los problemas.
Ya conoce el lector las claras tomas de postura que Abad considera meras pautas. Consignas que reflejan toda una visión del mundo y del hombre o cosmovisión que el autor niega abordar:
no hay apenas antropología en el libro, lo que hay es sobre todo historia. Hay antropología en tanto en cuanto reconozco que el ser humano es libre, pero una vez aceptado esto lo que hay es historia. Yo lo que hago es aportar hechos históricos y en el contexto de esa ha defender el pluralismo y los derechos humanos.
Decir que esta visión estructuralista e historicista no constituye una antropología es simplemente mentir o desconocer lo que significa el término antropología.
 
Para no ser prolijo en las contradicciones y evasivas con las que el autor responde a las preguntas de los lectores (incluyo, al final, el enlace con la entrevista), quisiera destacar la postura de Abad ante las múltiples preguntas de padres que le cuestionan cómo compaginar la Educación para la Ciudadanía que sus hijos reciben en clase con la educación moral que deben proporcionarles como padres.
 
Sintéticamente, Abad considera que, antes que el derecho de los padres, prevalece la obligación del Estado a educar, también moralmente, a los alumnos. Han de ser los padres, en todo caso, quienes contrarresten lo que consideren una educación moral escolar divergente con sus convicciones:
Líbreme todas las deidades en usurpar el papel de un padre ante sus hijos. Le quedan un montón de horas antes y después de clase para educar a su hijo. Le animo a ello porque creo que tiene una obligación moral. Ahora bien, hay algo muy claro, pese a que se lo hayan echado en cara, el Estado tiene la obligación de educar a sus jóvenes con valores que están en la Constitución. No se puede atender al art. 27.3 y olvidar lo que viene antes: el 27.2. La mayor parte de los padres son muy dignos y también hay quienes no lo son tantos. Seguro que usted sabe cómo debe educar a sus hijos, aunque el colegio también tiene mucho que decir. ¿Para qué están en el colegio tantas horas? Para dedicarse, en lo profesional y también para lo moral.
Se parte, como hace Marina y otros ‘ilustrados’, de una inicial desconfianza en la capacidad educativa de los padres para justificar desde las aulas (por medio de curriculums establecidos por el Ministerio) una formación también para lo moral.
El padre, lo que puede hacer, cuando llegue a casa es hablar con su hijo y presentarle otra opción, que sea su amigo, que hable con él y que resulte lo que tenga que resultar.
Los padres, por tanto, somos educadores subsidiarios en el ámbito moral. La actitud que propone Abad es estar a la defensiva y procurar contrarrestar las argumentaciones que nuestro hijo escucha en el aula con las propias …y que resulte lo que tenga que resultar.
 
Puede leer la transcripción de la entrevista, sembrada de contradicciones y ataques a los que nos tiene acostumbrado Abad en este enlace.
 
Fuente: Diario de un padre objetor.

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