Editorial de Análisis Digital (7-04-2011).
El oportunismo propagandístico de la progresía española no conoce límites. No hace muchos días hemos conocido que el más alto Tribunal Europeo ha dictado a favor de la presencia de los crucifijos en las aulas de los colegios públicos, lo que ha provocado una incontenible reacción de quienes pretenden que el sistema educativo en España sea patrimonio del Estado. De un Estado que no contento con intervenir en la iniciativa privada de los ciudadanos también propone modelos educativos que socavan el derecho de los padres a la educación de sus hijos según sus convicciones.
En esta desaforada campaña por tener a la Iglesia en el punto de mira, el responsable de Política Institucional de IU en Córdoba, Manuel López Calvo, ha pedido que las visitas que el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, realiza por diferentes centros educativos de la provincia no se hagan en horario escolar para evitar que los niños que no cursan Religión Católica tengan que verlo. El representante de Izquierda Unida pretende que el obispo vaya a las Escuelas, que no sólo lo piden sino que también lo han autorizado, cuando no haya niños, señalándole como si fuera un apestado y como si su presencia fuera perniciosa para el desarrollo intelectual y moral de los niños. Es una obsesión contra el ejercicio de la libertad, contra las leyes que desarrollan la Constitución y contra todo lo que ha hecho que en España sea posible la convivencia pacífica de todos.
En esta desaforada campaña por tener a la Iglesia en el punto de mira, el responsable de Política Institucional de IU en Córdoba, Manuel López Calvo, ha pedido que las visitas que el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, realiza por diferentes centros educativos de la provincia no se hagan en horario escolar para evitar que los niños que no cursan Religión Católica tengan que verlo. El representante de Izquierda Unida pretende que el obispo vaya a las Escuelas, que no sólo lo piden sino que también lo han autorizado, cuando no haya niños, señalándole como si fuera un apestado y como si su presencia fuera perniciosa para el desarrollo intelectual y moral de los niños. Es una obsesión contra el ejercicio de la libertad, contra las leyes que desarrollan la Constitución y contra todo lo que ha hecho que en España sea posible la convivencia pacífica de todos.
Fuente: Análisis Digital.
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