Cataluña, Madrid y Valencia animan a los centros públicos a implantarlo por sus ventajas.
Los alumnos del colegio público Marqués de Suanzes (Madrid) llevan uniforme desde hace más de 20 años - Foto: Jesús G. Feria
2 Abril 11 - Rocío Ruiz
MADRID- ¿Uniforme sí o no? Los políticos lo tienen claro. Cataluña ha vuelto a resucitar la polémica de la conveniencia o no de utilizarlo en las aulas y la balanza parece inclinarse sobre el «sí» al uniforme. Son cada vez más las administraciones educativas que tratan de impulsarlo. La última en pronunciarse ha sido la consejera de educación catalana, Irene Rigau, quien hace unos días invitó a los consejos escolares a reflexionar sobre «la necesidad de vestir de determinada manera en un ambiente de trabajo». Incluso no ocultó su preocupación sobre «la obsesión de los alumnos por saber qué se ponen cada día, la competencia y la vinculación con las modas».
Duran Lleida, el líder de UDC y portavoz de CiU, tiene una opinión cristalina sobre el asunto: «Hay una cierta moda de enseñar la ropa interior, ya sea llevando los pantalones lo más abajo posible, el jersey más corto posible o ambas cosas a la vez... El uniforme superaría las diferencias entre los escolares en función de su capacidad adquisitiva y supondría un ahorro para los padres».
Duran Lleida, el líder de UDC y portavoz de CiU, tiene una opinión cristalina sobre el asunto: «Hay una cierta moda de enseñar la ropa interior, ya sea llevando los pantalones lo más abajo posible, el jersey más corto posible o ambas cosas a la vez... El uniforme superaría las diferencias entre los escolares en función de su capacidad adquisitiva y supondría un ahorro para los padres».
203 centros en Madrid
Cataluña no ha sido la única comunidad en decantarse a favor del uniforme. Madrid alienta ya desde hace años que los escolares de los colegios públicos lo utilicen. En 2007, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, animó a los consejos escolares de los centros a implantarlo, ya que son los que tienen la última palabra sobre este asunto, con argumentos como el de la comodidad, el ahorro para las familias, el fomento de la igualdad y como una forma de evitar la «marquitis». De hecho, cada año aumenta el número de centros que se suman a la iniciativa de la vestimenta uniformada. Si en 2007 había 30 centros, este curso académico hay 203 colegios públicos en los que está implantado, 24 más que el curso anterior. No en vano Madrid es ya el municipio que tiene más centros públicos con uniforme este curso.
Tan favorable a la medida es la Comunidad Valenciana que este curso académico ha decidido conceder ayudas a los colegios que participan en un programa experimental para la implantación del uniforme escolar. La conselleria de Educación ha resuelto conceder 350.000 euros en ayudas para que 25.000 alumnos de 83 colegios públicos de Alicante, Valencia y Castellón vayan uniformados. El programa concede a cada uno de los centros una ayuda económica máxima de 20 euros por alumno participante, lo equivalente al 25% del coste medio del uniforme.
Este es el segundo año en el que se aplica y la conselleria ya celebra su éxito: «Hemos comprobado que se ha contribuido a disminuir la discriminación, por razón de vestimenta, el gasto económico familiar o las discusiones familiares relacionadas con la ropa», dice un portavoz. Además, «influye positivamente en la mejora de la imagen del centro y en el control del alumnado en las actividades escolares y extraescolares», añade. La medida tiene defensores y detractores entre los mismos padres. Luis Carbonel, presidente de Concapa, es favorable porque «evitan que los adolescentes entren en la guerra de las marcas, son heredables, evita el qué poner a los hijos y son señal de pertenencia a un grupo».
El presidente de Ceapa, Jesús María Sánchez, opina todo lo contrario. «No es un ahorro para la familia, va en contra de la diversidad y elimina la creatividad y las preferencias de niños y niñas. Incluso promueve un vestuario sexista».
Tan favorable a la medida es la Comunidad Valenciana que este curso académico ha decidido conceder ayudas a los colegios que participan en un programa experimental para la implantación del uniforme escolar. La conselleria de Educación ha resuelto conceder 350.000 euros en ayudas para que 25.000 alumnos de 83 colegios públicos de Alicante, Valencia y Castellón vayan uniformados. El programa concede a cada uno de los centros una ayuda económica máxima de 20 euros por alumno participante, lo equivalente al 25% del coste medio del uniforme.
Este es el segundo año en el que se aplica y la conselleria ya celebra su éxito: «Hemos comprobado que se ha contribuido a disminuir la discriminación, por razón de vestimenta, el gasto económico familiar o las discusiones familiares relacionadas con la ropa», dice un portavoz. Además, «influye positivamente en la mejora de la imagen del centro y en el control del alumnado en las actividades escolares y extraescolares», añade. La medida tiene defensores y detractores entre los mismos padres. Luis Carbonel, presidente de Concapa, es favorable porque «evitan que los adolescentes entren en la guerra de las marcas, son heredables, evita el qué poner a los hijos y son señal de pertenencia a un grupo».
El presidente de Ceapa, Jesús María Sánchez, opina todo lo contrario. «No es un ahorro para la familia, va en contra de la diversidad y elimina la creatividad y las preferencias de niños y niñas. Incluso promueve un vestuario sexista».
Exceso de semejanza
Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología y Pedagogía y profesor de la Facultad de Educación en el Universidad Complutense, considera que «tiene más valor educativo si se utiliza como elemento potenciador de la cohesión entre los alumnos que como recurso diferenciador entre centros, pueden reducir diferencias en el trato por parte de algunos profesores hacia sus alumnos y es más cómodo para los padres». Sin embargo, «si la escuela ha de preparar para la vida, sería bueno que cada niño tuviera la posibilidad de vestir de acuerdo a sus gustos desde la infancia. Las personas se sienten incómodas cuando se asemejan en exceso».
«Es cómodo y las diferencias sociales se notan menos»
- El colegio público Allúe Morer de Valladolid fue el primero de Castilla y León en implantar el uniforme en el curso académico 2007-08. «Fue una decisión consensuada entre la dirección del centro y los padres de alumnos», asegura un portavoz del AMPA. «No obedeció a una cuestión de comodidad de los padres; se optó por implantarlo para evitar las desigualdades sociales que hay en este centro», dice.
- El colegio público Marqués de Suanzes es uno de los 203 centros madrileños en el que los alumnos van uniformados. Su director, Carlos González, asegura que se usa desde hace más de 20 años. «Hace diez se hizo una encuesta entre los padres y el 90% votó a favor de continuar con el uniforme. Es cómodo y las diferencias sociales se notan menos».
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