jueves, 21 de abril de 2011

Un centenar de alumnos se niegan a cursar Ciudadanía tres años después de implantarse

Los padres denuncian que los profesores no se hacen cargo de los estudiantes objetores y que tienen que ir ellos al centro en esas horas.
De los 100 alumnos que objetan, 50 son de Alicante, 35 de Valencia y 15 de Castellón.
21.04.11 - 00:58 - B. LLEDÓ | VALENCIA
  
Cada lunes a las nueve y media de la mañana Elena (nombre ficticio para preservar su anonimato) se sale de clase. Comienza la hora de Educación para la Ciudadanía para esta alumna de 4º de la ESO de un colegio concertado de Castellón. Su hermano David hace lo mismo cuando toca esta materia en su aula de 5º de Primaria. Ellos son sólo dos del centenar de estudiantes de toda la Comunitat que siguen objetando a Ciudadanía en su tercer año de implantación, según apuntan fuentes de la Federación Educación y Desarrollo en Libertad (Fedel).
   
«Esta asignatura impone una visión antropológica fuertemente ideologizada así como una moral estatal obligatoria que no compartimos. Queremos hacer efectivo nuestro derecho como padres de educar a nuestros hijos en nuestras propias convicciones y lo estamos consiguiendo con nuestra determinación», defiende Domingo, el padre de Elena y David.
   
Educación para la Ciudadanía comenzó a impartirse en la Comunitat en el curso 2008/2009. Desde el principio se encontró con la oposición de progenitores, no sólo porque el primer año se dio en inglés sino por su contenido. Los progenitores cuyos hijos no acuden a esta clase aseguran que no están en contra de la asignatura en sí. «En Europa no existe la profunda carga ideológica que aquí padecemos. Se habla de principios constitucionales y democracia, una parte que en España es mínima en el programa», denuncia Domingo.
   
Este valenciano asegura que sus hijos se sienten «contentos, firmes y decididos a ser libres». Y ello pese a que, según Domingo, el centro educativo les discrimina. «A los alumnos que tienen un comportamiento inadecuado se les lleva a un aula de convivencia. A nuestros hijos no se les pone ningún profesor y somos los propios padres los que tenemos que acudir en esas horas al colegio para estar con ellos mientras dura la clase», se queja y añade que ellos «pierden horas» aunque asumen que es parte del precio que hay que pagar «por ser libres».
   
De los 100 alumnos que están objetando a Ciudadanía, la mayoría se concentran en la provincia de Alicante, donde hay entre 40 y 50. «A ellos se suman otros 35 en Valencia y 15 más en Castellón», explican desde Fedel.
   
Todos ellos suspenden la materia por no asistir a esta clase. Ciudadanía se imparte en 5º de Primaria, en 2º de ESO y 4º de ESO, aquí con el nombre de Educación Ético-Cívica. «Nuestros hijos se ven obligados a tener un mejor expediente para promocionar de curso porque ya sólo pueden suspender otra asignatura más».
   
Ciudadanía también se da en 1º de Bachillerato dentro de Filosofía «Aquí no pueden dejar de ir a clase porque ya hay que aprobarlas todas para obtener el título», cuenta.
   
¿Cuáles son los principales puntos conflictivos de Ciudadanía? Domingo pone el acento en dos. Uno de los más polémicos es el referido a la educación sexual. «La materia entiende que los adolescentes pueden vivir su sexualidad desde la doctrina hedonista, donde el placer es el valor supremo. Además, se desprende la idea del aborto como parte del concepto de salud sexual y reproductiva y omitiendo que es la eliminación de un ser humano», alerta Domingo.
   
Educación sexual
   
«No nos oponemos a la asignatura como tal sino a sus contenidos. La educación sexual es una de ellas. Pedimos que este tema se trate como algo más allá de la pura medicina», confirman desde Fedel. El otro elemento de discordia que destaca este padre valenciano es el carácter laicista de la asignatura. En el primer capítulo de uno de los manuales trata sobre las dimensiones del hombre. «Sólo habla de la unitaria y la autonomía moral. Ni palabra de la dimensión física, psicológica y espiritual», lamenta.
   
Además, Domingo asegura que los responsables del centro en el que estudian Elena y David, de ideario católico, aseguran que los contenidos de Educación para la Ciudadanía están adaptados a las ideas del colegio. «Eso no puede ser cierto. La Conferencia Episcopal ya dijo en dos ocasiones que de ninguna forma se podía adecuar el contenido. El relativismo que destila la asignatura no tienen nada que ver con la verdad de amor del catolicismo», explica.
   
Además, Domingo critica que en dicha materia no sólo se evalúa que los alumnos tengan unos conocimientos sobre ella, «lo peor es que el profesor también valora si han asumido y asimilado como propios todos los conceptos. Ahí está la clave adoctrinadora».
   
Desde Fedel recuerdan que los progenitores que se oponen a esta asignatura han emprendido diferentes acciones. «Primero se interpuso un recurso por el silencio administrativo ya que en junio del primer curso en el que se implantó no nos habían contestado sobre la objeción de conciencia», recuerdan. Tras pasar por el Tribunal Superior de Justicia, el Supremo «ordenó tramitar los recursos y responder pero los que están contestando llegan denegados».
   
La otra réplica judicial la presentaron el 19 de marzo de 2010 unas 20 familias de la Comunitat (junto a otras de toda España) ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo. Se trata de un recurso contra España por la implantación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía así como por las presiones que sufren los escolares por haber objetado. «Estamos a la espera de una respuesta pero confiamos en que no tarde mucho», manifiestan los progenitores.
   
Precisamente, uno de los puntos del manifiesto a favor de la libertad de pensamiento y de educación presentado el martes por 13 asociaciones valencianas incide en la no imposición de asignaturas ni actividades proselitistas o de adoctrinamiento.
   
«A todos nos une un propósito común, un mismo interés: el educando como persona, que es una visión más completa de este que aquella que lo confina a su concepción como ciudadano o como individuo», señaló el presidente de Fedel, Jorge Sánchez-Tarazaga.
   
Las 13 asociaciones de padres, de profesores de religión, sindicatos y otras organizaciones que suscriben el documento aseguraron sentirse preocupados «por la pretensión de imponer en la escuela una determinada concepción de ciudadanía, en el contexto del cambio radical que se está operando en la concepción del hombre».
   
En un comunicado, los sindicatos STEP-Iv, CC.OO.-PV, UGT-Pv y FAPA Valencia criticaron esta afirmación, «en clara alusión a Educación para la Ciudadanía es una falacia que a base de repetirla quieren hacerla verdad». Aseguran que la materia «versa sobre los derechos fundamentales de las personas y sobre los valores que hoy tienen una realización concreta en la sociedad actual de acuerdo con el ordenamiento legal vigente».
   
Estos sindicatos y la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de la Provincia de Valencia añaden que lo que molesta a las entidades que han elaborado el manifiesto «es que se pueda mostrar, en toda su amplitud, este reconocimiento de derechos al conjunto de la ciudadanía, incluyendo todas las opciones personales con respecto a la familia, orientación sexual y libertad de pensamiento», concluyen.
  

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