domingo, 22 de mayo de 2011

El País descalifica los libros de EpC que se apartan del "pensamiento único"

En su edición de hoy, 22 de mayo, el diario prosocialista El País publica un reportaje firmado por Joaquina Prades y titulado Darwin y el Gobierno no son de fiar, en el que se descalifica el libro de la editorial Casals para la asignatura de 'Filosofía y Ciudadanía', que se imparte en 1.º de Bachillerato. Su gran pecado, apartarse de los planteamientos ideológicos que, como si fuesen dogmas incuestionables, el Gobierno pretende imponer a los alumnos por medio de los currículos vigentes de las cuatro materias que forman el grupo conocido genéricamente como Educación para la Ciudadanía (EpC).
  
Esta es la transcripción íntegra del artículo... 
  

Darwin y el Gobierno no son de fiar

  

El texto de Educación para la Ciudadanía más usado en Bachillerato cuestiona la teoría de la evolución - Reivindica los derechos del embrión frente al aborto. 

  

Los obispos y los partidos conservadores arremetieron contra la Ley de Educación en manifestaciones como esta de Madrid en 2005.- LUIS MAGÁN

  

JOAQUINA PRADES - Madrid - 22/05/2011

El manual de texto más usado en clase de Educación para la Ciudadanía en el Bachillerato cuestiona las teorías de Darwin sobre la evolución, reivindica la creación del estatuto del embrión –que niega el aborto desde el mismo instante de la concepción– y rechaza la filosofía que interpreta el mundo sin la fe cristiana. También llama a la rebelión cívica si España avanzara hacia un Estado laico y no considera posible ser "patriota" sin "amar, además del territorio, la religión". Esta polémica asignatura, obligatoria desde 2007 en Primaria, Secundaria y Bachillerato, fue atacada en su día por la jerarquía católica y el Partido Popular por entender que su objetivo real era imponer el "catecismo socialista" a los escolares. El líder del PP, Mariano Rajoy, se ha comprometido a eliminarla si llega a La Moncloa.
  
El capítulo dedicado a la Evolución y desarrollo científico, en el libro de texto de la editorial Casals, el más usado en los colegios –según los editores–, cuestiona la teoría de la evolución de Darwin más allá de lo expresado por Juan Pablo II, cuya doctrina reproducen como referente. El Papa polaco admitió siglo y medio después de que Darwin publicara El origen de las especies que "nuevos conocimientos llevan a pensar que la teoría de la evolución es más que una hipótesis. (...) La convergencia, de ningún modo buscada o provocada, de los resultados de trabajos realizados independientemente unos de otros, constituye de suyo un argumento significativo en favor de esta teoría".
  
El alumno, sin embargo, pueda acabar algo confundido en este apartado, ya que las seis páginas precedentes a las palabras de Juan Pablo II insisten en que "ninguna teoría llega a explicar todo el proceso de la formación de las especies" y que "a la vez que avanzan los descubrimientos surgen más interrogantes. Puede afirmarse, fuera de toda duda, que en este campo tendrán que aparecer nuevos descubrimientos y nuevas teorías". Y también: "Muy pocos principios de la evolución de Darwin han superado el avance de la investigación; de hecho, solo perviven intactos los que quedan fuera del ámbito científico, es decir, aquellos que no son demostrables experimentalmente".
  
En el tema IX, Los fundamentos de la acción moral, el texto de Casals no siembra dudas sobre teorías incuestionadas por la comunidad científica como el evolucionismo, pero sí las siembra en la ley española sobre la interrupción del embarazo, convertido en un derecho de la mujer en la reforma de 2010. El aborto se presenta en el manual como paradigma de "reducción de la ética a un relativismo irracional". Preguntan: "La primera y decisiva cuestión científico-ética que hay que abordar es la del estatuto del embrión. ¿Es la vida embrionaria solo un bien que hay que proteger o un derecho inviolable del ser humano ya concebido?".
  
Y responden: "La primera posición no es suficientemente nítida para garantizar el derecho a la vida, ya que solo se lo considera un bien que hay que medir o sopesar con otros bienes. En la mentalidad científica actual pesa todavía la concepción que identifica a la persona con el puro yo consciente y que niega, en consecuencia, los derechos a quien no tiene conciencia de sí mismo y que, por lo tanto, pueda reivindicarlos".
  
El manual cierra la prolija exposición de la doctrina católica contra el aborto con la consideración de que "la vida del individuo desarrollado no es otra que la de ese mismo ser cuando se encuentra en estado embrionario o en la llamada fase preembrionaria".
  
Filosofía y Ciudadanía es el título que la asignatura recibe en el último tramo de la enseñanza preuniversitaria. El decreto de contenidos mínimos fijados por el Gobierno en 2007 divide la asignatura en tres bloques: historia de la filosofía; el ser humano como persona individual y social, y relación entre filosofía y política. Aunque el Ministerio de Educación detalla el desarrollo de estos tres enunciados, la frontal oposición de la Conferencia Episcopal –que perdía con esta asignatura el monopolio en la transmisión de valores morales, según denunció la Fundación Cives– y del Partido Popular, cuyos líderes temieron un totalitarismo ideológico socialista a través de la asignatura, la han transformado en ocasiones en lo contrario de lo que se pretendía. La fundación FAES, presidida por José María Aznar, la definió como "Catecismo del buen socialista" y su aprobación originó dos manifestaciones multitudinarias en Madrid.
  
En este contexto, la única vía encontrada por el Gobierno para garantizar paz en los centros escolares fue permitir textos elaborados a gusto de cada corriente de pensamiento, aunque ello significara desvirtuar la asignatura.
  
La patronal de los centros religiosos concertados –los regentados por los católicos y pagados con fondos de los Presupuestos Generales del Estado– exigió para no sumarse a la beligerante campaña contra el Gobierno que "la vida de los santos", como dijeron los responsables de la FERE (Federación Religiosa de Religiosos de la Enseñanza), inspirara la asignatura. Así, santo Tomás de Aquino, san Agustín y la doctrina de los papas se convierten en hilos conductores de la "interpretación libre del mundo actual" y la "formación de ciudadanos autónomos y críticos" que pretendía el Ministerio de Educación, según se argumenta en el preámbulo del decreto de regulación de contenidos.
  
Desde entonces, en las aulas españolas se estudian textos que van contra algunas leyes, como la del aborto –que en los manuales de Casals para la etapa de Primaria se equipara al Holocausto– y contra la ley que permite el matrimonio gay. El Gobierno no los ha cuestionado. Los más conservadores han dado un paso adelante y en el manual destinado a los adolescentes de Bachillerato se afirma con rotundidad que Dios existe, tal y como lo ha probado santo Tomás de Aquino: por el movimiento, causalidad eficiente, contingencia, gradación de las perfecciones y la finalidad. Dos pensadores, Marx y Nietzsche, niegan su existencia "pero se quedan con lo divino", porque, "como demuestran los ilustrados, el hombre no puede ser dueño de su destino si Dios no existe".

Laicos "antidemocráticos y totalitarios"
 
Un agnóstico no puede ser libre porque la libertad, según el manual Filosofía y educación, de la editorial Casals, es consustancial con la "trascendencia", que "en filosofía se llama causa última, ser supremo o Dios". Y si el Estado camina en una dirección laica, pregunta si habría que asumirlo. La respuesta es "no, porque el fin último del hombre es de orden trascendente".

"El cristianismo ejerce su benéfica influencia sobre la sociedad". Y el Estado tiene que asumirlo. En el análisis entre las relaciones Iglesia-Estado que el manual ofrece en sus páginas finales tildan a los laicistas de "antidemocráticos" y "totalitarios".
 
Y advierte: "Según una interpretación totalitaria que ha tenido eco en algunos sectores de partidos de talante democrático, no existirían relaciones entre la Iglesia y el Estado, sino una separación total entre ambos". Tamaña pretensión generaría, en opinión de los autores del libro, "que la religión quedase relegada a una marginal dimensión privada". Y entonces no valdrían medias tintas: "Frente a esta interpretación antidemocrática contraria a los derechos humanos, los ciudadanos pueden y deben poner en práctica todos los medios legítimos de autodefensa que el Estado democrático de derecho les proporciona para impedir que lesionen sus derechos y libertades".
   
Fuente: El País.

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