Por Leonor Tamayo.
No sé bien cuánto tiempo llevamos peleando con la EpC. He perdido un poco la referencia del tiempo pero creo que son cerca de 5 años ya, porque cuando presentamos la guía de objeción yo estaba embarazada de mi quinta hija, Isabel, que cumple 5 años en diciembre.
Es verdad que EpC ya no ocupa muchas portadas de periódicos, ni muchos minutos de radio, y eso es porque ha dejado de ser un tema de fogonazos y de primeras planas para convertirse en un tema de fondo de la agenda política, social y mediática.
EpC es un punto de inflexión en un programa político, es el indicador de hasta qué punto un partido apuesta por la libertad renunciando al interés propio partidista ajeno a la verdadera vocación política de búsqueda y defensa del bien común, es un medida fehaciente de hasta qué punto la palabra dada está por encima de esas inclinaciones totalitarias que te dan cierta garantía de continuidad. Y, por cierto, ahora el Partido Popular tiene una ocasión de oro para demostrarlo.
En estos 5 años EpC ha rebasado nuestras fronteras y llegado al Tribunal Europeo de Derechos Humanos; se ha discutido en el Parlamento Europeo, en el Consejo de Europa, en la OSCE, en la ONU, en la Fundamental Rights Agency (FRA) y en otros foros en Bruselas y en Roma porque nuestra EpC es una daga clavada en los cimientos de la Europa de las libertades y la defensa de los derechos fundamentales.
Después de cinco años, cientos de alumnos siguen fuera de clase, suspendiendo unos, jugándose la promoción otros, y, como vimos estupefactos hace unos meses en Cabezas de San Juan, también la titulación.
Cinco años de hijos y padres valientes, que dan un paso al frente y mantienen en jaque a las administraciones, a los colegios, al Gobierno y a la oposición que aspira a ser gobierno y que no sabe de qué lado ponerse ni qué cara poner. Cinco años de gota malaya, cinco años de respuestas ruines en algunos colegios y emblemáticas en otros, cinco años de explicaciones, de entrevistas en la radio, de programas de televisión, de viajes, de conferencias, cinco años de sufrimientos y de satisfacciones, de esperanzas y de frustraciones.
Cinco años…..y los que nos quedan sin dar NI UN PASO ATRÁS.
Y ganaremos.
Fuente: Profesionales por la Ética.
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