jueves, 11 de agosto de 2011

Los alumnos necesitan una educación distinta según su talento

Por Pascual Tamburri.
  
Ha quedado científicamente demostrado que el prejuicio comprehensivo e igualitario, aplicado a la educación desde hace décadas, perjudica a todos y sólo beneficia a la ideología progre. 
  
Ha contraído matrimonio en Pamplona esta semana la licenciada María Espinosa. En los meses anteriores ha terminado en la Universidad Pública de Navarra su doctorado, en el curso del cual ha podido comprobar algunos aspectos de la enseñanza que ha tenido ocasión de experimentar como docente para el Gobierno de Navarra. La cuestión no es menor, porque el nuevo equipo del Departamento de Educación del Gobierno de Navarra, dirigido por José Iribas, tiene la aplicación de la diversificación, incluyendo la lingüística del modelo TIL, como una de sus metas principales.
 
En su tesis, dirigida por la doctora Reyes Poveda Fiz, María Espinosa propone como psicopedagoga que se apliquen a los alumnos con altas capacidades programas específicos, ya que ese tratamiento diversificado (una vez aceptada la existencia de la diversidad) es beneficioso para todos los alumnos. No se trata en realidad, en este caso, de un tratamiento lingüístico diverso de una realidad lingüística diversa, lo que sería sólo una parte: lo que Espinosa cree es que si a los alumnos con más y mayores capacidades intelectuales se da una formación reglada diversificada mejora demostradamente su formación. La tesis de Espinosa se realizó a partir de un estudio de campo en los Institutos de Navarra, donde se detectaron previamente los estudiantes con capacidades diversas y después se les proporcionó la formación correspondiente. Dar una formación uniformista a estudiantes demostradamente diversos perjudica su formación sin beneficiar a la suya ni a la de nadie.
 
Hace muy poco Jaime Urcelay, presidente de Profesionales por la Ética, expresó su visión marcadamente contraria a la práctica docente hoy habitual en España, justamente en una dirección similar a la analizada por la doctora Espinosa. En opinión de Urcelay, que expresa una cada vez más extendida entre los docentes, durante las dos legislaturas socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero no ha habido ningún cambio significativo en los fundamentos y el desarrollo de la enseñanza secundaria. La LOE de 2006 mantuvo sustancialmente en vigor los principios de la LOGSE de 1990, y remotamente los de la LODE, que implicaban e implican la aplicación en las aulas de los principios ideológicos progres: una pedagogía comprehensiva, constructivista, materialista y uniformista. Pura y dura demagogia igualitaria opuesta a la libertad de las familias, a la calidad de la docencia y a la atención a la libertad de las personas, naturalmente diversas.
 
Según Urcelay, la LOE ha supuesto sólo menos libertad y menos calidad, hasta tal punto evidente que la última reforma de Zapatero, en curso, supone recuperar algunos detalles de la Ley de Calidad de José María Aznar, que justamente Zapatero derogó en 2004 sin que hubiese entrado en vigor. Así que la LOCE, como todas las correcciones del mundillo LOGSE, no era tan mala...
 
Hace falta, es verdad, un cambio. Una serie de cambios en la docencia concreta, como el que demuestra beneficioso María Espinosa (felicidades, María, y vuelve que hay mucho que hacer). Un cambio en el uso de lenguas vehiculares y agrupamientos, como demuestra la práctica navarra y las intenciones inmediatas en la comunidad foral. Un cambio en los principios de fondo, como el que señala Jaime Urcelay. Pero el cambio no puede ser ni pospuesto ni superficial: esta crisis es también una crisis de educación, en la cual hay que cambiar todo lo que se ha hecho desde la LODE y la LOGSE, sin concesiones ni miedos esta vez. Y además hay que recordar que uno de los principales culpables, ya hace veinte años, de la debacle en curso, se llamó y se llama... Alfredo Pérez Rubalcaba.
 

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