A pesar de la obsesión del laicismo radical por expulsar a lo católico de la sociedad, la gran mayoría de las familias españolas siguen queriendo que sus hijos estudien la asignatura de Religión. En el curso 2010-2011, así lo decidió el 71% de los alumnos. Relegar esta asignatura a las peores horas del día o menospreciar a los profesionales que la imparten no ha desalentado a los más de 3 millones de niños y adolescentes que ven la Religión como parte esencial de su formación.
Fuente: La Razón.
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