sábado, 19 de marzo de 2011

Fracaso escolar

Por Rafael Puyol.
  
Y no me refiero a los malos resultados en materias clave de la formación académica, que también. Aludo con esta expresión, que parece haber adquirido la nacionalidad española, a esa carencia de educación cívica básica que tienen muchos de nuestros jóvenes.
  
Estamos fracasando en la trasmisión de valores indiscutibles, como la tolerancia, el respeto, la convivencia, o el reconocimiento de la autoridad imprescindible a los responsables de la trasmisión de saberes. No logramos que los jóvenes consideren que tales principios deben estar por encima de la (mal concebida) libertad de expresión, usada como una patente de corso para blanquear acciones sin posible justificación. Y luego nos mostramos inertes ante ellas amparando nuestra inanición en razones de una supuesta tolerancia, un trampantojo para ocultar la apatía, la debilidad o el temor.
  
No es admisible que los estudiantes de la mayor universidad pública madrileña (y de otras ) practiquen el botellón en el Campus, no ya porque la mayoría exceda los límites tolerables de alcohol, sino porque, al hacerlo, dan muestra de un comportamiento devastador de los espacios públicos que se sumergen bajo ese tsunami de calimocho. Y no hay justificación alguna para que una pandilla de bárbaros irrumpa en una capilla universitaria y monte un número de semidesnudismo hortera en aras de una protesta anticlerical, olvidándose de que ese comportamiento hiere profundamente los sentimientos de otras personas, incumple normas básicas y arrincona valores que precisamente en la universidad deberían ocupar un sitial de honor. Esa actitud es la crónica de un preocupante fracaso que pese a la educación para la ciudadanía no logra educar ciudadanos. Es, en definitiva, el resultado de una mala educación en valores, elevando al altar de lo correcto lo que son simples acciones de juzgado de guardia.
  
Fuente: ABC.

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