viernes, 4 de marzo de 2011

Dignificar la enseñanza de Religión Católica

Por Jorge Calandra.

La materia de Religión Católica, esa gran incomprendida, es una importante asignatura en el currículo educativo. Ninguneada por las consejerías de educación y despreciada por algunos sindicatos, es preciso que sea reconocida y equiparada al resto de las materias escolares. La educación en valores, tema transversal en la enseñanza, se encuentra muy ampliamente reforzada por esta asignatura.
  
Quizá el gran público no sepa que en la mayoría de los centros educativos hay sólo un profesor de Religión, que no existe oficialmente un Departamento de Religión, como sí existe para el resto de las materias. Habitualmente, el profesorado de Religión ocupa un pequeño espacio de algún departamento didáctico, y puede ser un hueco en el de Historia, en el de Lenguaje, o una simple balda en el de Matemáticas.
 
Los docentes de Religión Católica, disponiendo de menos espacio para sus tareas, tienen más trabajo que cualquier Jefe de Departamento unipersonal, ya que ha de realizar programaciones y memorias, preparar e impartir clases en cuatro niveles de ESO y dos de Bachillerato, organizar y desarrollar actividades complementarias y extraescolares, como todos, pero sin contar, siquiera, con la reducción horaria que tiene el resto de los jefes.
 
Los profesores de Religión realizan incluso tareas de coordinación a nivel regional, con otros docentes de la misma asignatura, cosa totalmente impensable en el resto de materias y exceptuando las reuniones de coordinación que tienen algunos profesores de segundo de bachillerato con la Universidad. Estos profesores se mantienen actualizados con una extensa variedad de revistas de educación, dedicadas íntegramente al área de Religión Católica y que llegan periódicamente a los profesores de Religión, como “Religión y Escuela”, “Aldebarán”, “Gesto”… A las que hay que añadir las páginas Web de las editoriales con sus pestañas de recursos.
 
La atractiva y abundante oferta de actividades programadas por el profesorado de Religión Católica es impresionante y, recordemos, va a cargo de una sola persona. El tema de las actividades extraescolares y complementarias está muy trabajado y consolidado, tanto por el colectivo de profesores, como por las editoriales.
 
Actividades tan interesantes como viajar a Santiago de Compostela en los Años Santos; hacer tramos de la ruta del Camino de Santiago visitando las iglesias o monasterios que se encuentren en el camino; ir a Roma asistiendo a la audiencia papal; visitar exposiciones sobre las Edades del Hombre; visitar lugares emblemáticos como Covadonga; hacer visitas pedagógicas guiadas a la Sagrada Familia de Barcelona y/o al arte religioso del Museo del Prado y a otros destinos como Roma, Santiago, Salamanca, Barcelona, Madrid o Toledo, con interés religioso indiscutible. Ver Iglesias en general, por ejemplo para profundizar en el arte sacro, iglesias rupestres, catedrales; visitar seminarios o programar viajes a los lugares que visitará el Papa.
 
Durante la Navidad, se organizan visitas a los Belenes instalados en parroquias cercanas a los centros, se preparan obras de teatro navideño para no olvidar el auténtico motivo de esos días de descanso, se hacen concursos de villancicos, de postales navideñas o de preparación de Belenes.
 
Aprovechando el calendario litúrgico se puede acudir a exposiciones de pasos de Semana Santa, participar en dichas procesiones o incluso pasar toda la Semana Santa con alguna comunidad religiosa. Igualmente, puede asistirse a determinadas misas como la del miércoles de ceniza.
 
Se llevan a cabo mercadillos de productos de Comercio Justo y de productos elaborados en los talleres de la Cocina Económica, visita la propia Cocina Económica, como ejemplo de acciones sociales de la Iglesia.
 
En los días previos a la festividad de San José, Día del Seminario, los seminaristas diocesanos recorren algunos centros explicando a los alumnos de Religión lo que es la vocación, la vida en el seminario o los estudios que realizan. En alguna ocasión puede ir a la clase algún misionero o misionera, aprovechando su estancia en la localidad de que se trate.
 
Hay centros que realizan “jornadas culturales”. Un momento propicio para que el profesor de Religión colabore con gymkhanas bíblicas, pruebas de velocidad de búsqueda de textos bíblicos, cine-forum, santoral en el refranero y las expresiones coloquiales, pasa-palabra o palabras tabú.
 
Si no es posible programar esas jornadas, puede hacerse una versión más reducida de esas actividades-juego para la hora de clase propiamente dicha o para utilizarlas en las tardes-noche que pueden pasarse en los albergues en las salidas de más de un día.
 
En actividades complementarias, se trabajan los materiales de las diferentes campañas de diversas ONGs como INTERMON, CARITAS, MANOS UNIDAS, ENTRECULTURAS, SAVE OF CHILDREN o SIN TECHO.
 
Pueden elaborarse paneles y exponerse posteriormente en la Biblioteca o en otros lugares. Y considerando el uso de la Biblioteca, para el fomento de los planes propios de los centros como los planes lectores, puede ser una buena idea la propuesta de algún libro de lectura como la vida de algún santo.
 
Ante tanta oferta de actividades, en cada curso escolar debe elegirse una campaña, pues con una hora lectiva semanal es imposible trabajarlas todas. Una pena, existiendo realmente interesantes materiales y de calidad.
 
Es evidente que las actividades reseñadas pueden hacerse en colaboración con otros departamentos o equipos docentes cuando organizan viajes, talleres de teatro, de música, etc. En las rutas puede solicitarse la colaboración del Departamento de Educación Física, en la visita a lugares con arte sacro la colaboración de los profesores de Historia del Arte, etc.
 
Muchas de estas actividades generan un gran impacto en los escolares. Algunas veces los centros reconocen estas actividades, pero por motivos familiares o porque los centros no les dejan llevarse sólo a los matriculados en Religión no pueden hacerlas.
 
El lector puede intuir que todo esto lleva muchas horas fuera del horario escolar para la organización. Es evidente que toda esta actividad supone dedicar mucho tiempo personal (tardes, fines de semana, puentes, vacaciones…), no sólo en la preparación sino también en su ejecución, que los docentes restan a su familia ya que en muchas de ellas, para que el Centro no ponga impedimentos, se utiliza el 90% del tiempo de puentes y fines de semana.
 
La asignatura de Religión Católica lleva mucho tiempo soportando la espada de Damocles encima de su cabeza, aunque, ciertamente, las actividades extraescolares son muy motivadoras afianzándose en los alumnos. Sin embargo, y aunque se ofertan semanas en Roma, con interés cultural y religioso a un precio de escándalo, puede ser un verdadero escándalo y hasta ofensa hacer estas propuestas a las familias de nuestros alumnos que sobreviven como pueden a la crisis. La asignación económica a la asignatura debería ser mayor.
 
Así las cosas, la asignatura de Religión Católica necesita un serio apoyo de las consejerías, que deberían iniciar un proceso para dignificarla en los centros, comenzando por reconocer todos los derechos que tiene como las demás asignaturas, no confundiéndola con una catequesis (que es muy importante pero, a la vez, muy diferente a la clase y que se desarrolla en el ámbito parroquial) y sobre todo, reclamando lo que no tiene y debería tener, un departamento didáctico como todos los demás.
 
La mayoría de los profesores de Religión de secundaria, llevan más de veinte años dando clase a la vez que cuidan su formación permanente, asistiendo a todo tipo de grupos de trabajo y seminarios, entre ellos los que versan, también, sobre actividades extraescolares. Gracias a todo esto comparten entre ellos todas las actividades que dan buen resultado con los alumnos, incluso muchas de ellas se programan entre distintos centros.
 
Fuente: Blogs HO.

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