martes, 12 de julio de 2011

El discurso de Rubalcaba

Por Teresa García-Noblejas.
 
En un discurso cargado de lugares comunes, vaguedades, referencias a sí mismo, exceso de intención didáctica y escasas medidas concretas, Rubalcaba se presentó el sábado como candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno tras un proceso interno de dudosa calidad democrática.
 
Lo primero que me ha llamado la atención es que Rubalcaba ha ignorado completamente la reingeniería social de su predecesor, obviando los «nuevos derechos» que tanto le gustan a ZP. Se ha centrado más en economía y empleo, con una ligera referencia a la Ley de Dependencia, cuyo único problema es la ausencia de presupuesto para aplicarse. También es verdad que ha afirmado que ellos ayudan a las familias con medidas concretas, no predican sobre ella. Tampoco ha dicho ni palabra sobre lo que está pasando en el País Vasco ni ha hecho mención alguna al problema del terrorismo. Significativa omisión con la que está cayendo.
 
Llamativa la referencia al sistema educativo, sobre el que ha dicho que es el mejor del mundo para formar funcionarios. Y tiene que seguir siendo así. Si bien luego ha aclarado que ahora se trata de formar emprendedores.
 
La educación, ha asegurado, es nuestro gran instrumento. Desde luego, en el PSOE de Felipe González y el de ahora, es decir en el de Rubalcaba, se ha apostado por transformar la sociedad a su imagen y semejanza a través de las leyes de educación. Después de mostrarse indignado por el uso de la expresión fracaso escolar, para combatirlo afirma Rubalcaba que asume un compromiso especialmente innovador: 
Os voy a decir que no voy a cambiar ninguna de las leyes educativas que actualmente están en vigor en nuestro sistema. Ninguna, ninguna ley. Que la educación no necesita zarandeos legislativos, que lo que necesita es consenso, diálogo y estabilidad en su marco legal.
O sea, que el Partido que ha cambiado más veces la legislación educativa, el Gobierno que se cargó de un plumazo la Ley Orgánica de Calidad Educativa, aprobó la Ley Orgánica de Educación sin consenso ni diálogo (al igual que hizo con la Ley de Educación autonómica en comunidades autónomas como Castilla-La Mancha), el que ha llevado a España a las cifras más altas de abandono escolar (por no decir fracaso, que le molesta a Rubalcaba) no piensa modificar ninguna ley en vigor.
 
Ese es el lado oscuro de Rubalcaba: la manipulación de la realidad sin rubor alguno. El problema es si cree que alguien le cree.
 

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