Por Esmeralda Alonso, Médico de Familia.
La esperada desaparición de la polémica asignatura Educación para la
Ciudadanía ha supuesto una gran satisfacción no sólo para los padres
objetores sino para todos los que ven como desaparece una fuente de
ideologización no deseada en las aulas. El carácter manipulador de esta
asignatura ha quedado confirmado recientemente por las palabras del
propio señor Pérez Rubalcaba, que en una de sus declaraciones ha
afirmado «Quitan los temas que molestaban a la derecha» (ABC,
1-02-2012), lo que claramente da a entender que la asignatura no era en
absoluto neutral, sino que constituía una imposición ideológica de la
izquierda sobre toda la sociedad y, además, en su punto más vulnerable,
los menores.
Sin embargo, la batalla por la libertad y
el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus propias
convicciones desgraciadamente está aún lejos de haber terminado.
Haríamos mal en olvidar que también y de modo muy importante la más
polémica aún Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción
Voluntaria del Embarazo (dos leyes en una) incluye también en su
articulado una estrategia educativa para introducir un modelo de
educación sexual anclado sesgadamente en la ideología de género, como
expone a las claras la propia ley, con carácter obligatorio.
Dicha educación, al contrario de lo que muchos piensan, no ha demostrado
ser eficaz en los países en los que está implantada, el Reino Unido
entre ellos, provocando un mayor consumo de píldora del día después sin
reducir el número de abortos, lo que da un argumento más sobre la
conveniencia de derogar la Ley del aborto. Por otra parte, si la
sociedad quiere disminuir el número total de abortos las estrategias
deberán ser otras, aumentando las ayudas sociales a la mujer
embarazada y estableciendo un plan estratégico para que los
profesionales de Atención Primaria puedan desarrollar una actuación
coordinada, ausente en la actualidad, que centre sus esfuerzos
en la resolución del conflicto concreto que subyace ante una petición de
aborto. Lo contrario será el conformismo que nos llevará a hacer
realidad una frase de un conocido dictador: «la muerte de un ser humano
es una noticia, la muerte de miles es simple estadística».
Fuente: Profesionales por la Ética.
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