sábado, 18 de febrero de 2012

La OCDE urge a invertir en educación como salida a largo plazo de la crisis

El estudio 'Equidad y calidad de la educación' incluye una serie de recomendaciones para mejorar el rendimiento de los sistemas educativos. 
  
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) urge a sus países miembros a invertir en educación como solución a largo plazo de la crisis económica, ante el coste que tiene para la sociedad y los individuos el fracaso escolar de sus estudiantes. En su estudio sobre Equidad y calidad de la educación, difundido estos días en París, concluye que una población con niveles reducidos de enseñanza mina la capacidad de producir, crecer e innovar de sus países, además de perjudicar la cohesión social e imponer gastos adicionales a la Administración pública.
  
Madrid.
  
En los países de la OCDE, casi uno de cada cinco estudiantes no alcanza un nivel básico mínimo de habilidades para desenvolverse en las sociedades actuales (indicativo de falta de inclusión), y los estudiantes de entornos socioeconómicos bajos tienen el doble de probabilidad de desenvolverse de manera deficiente, lo que implica que las circunstancias personales o sociales son obstáculos para su potencial educativo (indicativo de falta de equidad o justicia). La falta de equidad e inclusión provoca fracasos escolares, lo cual significa que, en promedio, uno de cada cinco adultos jóvenes abandona sus estudios antes de terminar la educación media superior.
 
La cara más visible del fracaso escolar, según la OCDE, es el abandono de la escuela, que en 2011 había alcanzado al 20 % de los jóvenes de entre 25 y 34 años de los Estados miembros de la organización, con variaciones que van del 3 % en Corea, al 36 % en España o al 62 % en Turquía.
 
La OCDE precisa que en 2010 había unos 15 millones de jóvenes parados en sus países miembros, cuatro millones más que en 2007, así como que solo la mitad de quienes habían dejado la escuela tenían un empleo, lo que les hace más dependientes de las ayudas sociales y sanitarias públicas.
 
Los sistemas educativos con el rendimiento más alto en los países de la OCDE combinan calidad con equidad. El informe, cuyo título completo es Equidad y calidad de la educación. Apoyo a estudiantes y escuelas, ofrece recomendaciones de políticas para sistemas educativos de manera que se contribuya a que todos los menores cumplan de manera exitosa su escolaridad.
 
“Reducir el fracaso escolar ahorra gastos a largo plazo”, ha explicado a Efe Beatriz Pont, experta de la OCDE y una de las autoras de este análisis, para quien el crítico contexto económico actual es una razón de más para “no bajar la guardia y seguir apostando por su mejora”.
 
Políticas educativas efectivas
  
El estudio recopila datos de evaluaciones anteriores de la organización y no presenta un ránking nuevo de los países mejor o peor situados, sino que aprovecha esa información para ofrecer recomendaciones sobre políticas que se han demostrado efectivas.
 
Su alerta parte de la base de que un sistema educativo justo puede corregir desigualdades económicas y sociales más amplias y reducir el desempleo juvenil. En 2009, según sus datos, el 84 % de las personas con educación superior de los países miembros de la OCDE trabajaba, frente al 56 % de quienes no habían acabado la secundaria.
 
Por ello, desde el informe se destaca la importancia de atajar el problema desde la fase más temprana de la educación, porque desde un punto económico, según sus cálculos, cada dólar invertido en esa etapa genera posteriormente entre siete y diez céntimos al año.“El fracaso escolar penaliza a un niño de por vida”, lamenta la OCDE, que parte de la evidencia empírica para diseñar un sistema que evite que las circunstancias personales o sociales obstaculicen el éxito educativo, y que consiga que todos los individuos alcancen un nivel mínimo de habilidades.
 
Este organismo internacional subraya que uno de los primeros factores que contribuye a prevenir el fracaso escolar es eliminar la repetición de cursos, “una práctica costosa, pero que no mejora los resultados educativos”, y que debe prevenirse con apoyo temprano y a lo largo del curso.
 
La OCDE añade en su estudio que “la separación temprana ejerce un efecto negativo en los alumnos asignados a niveles más bajos y aumenta las desigualdades sin elevar el rendimiento medio”, por lo que apuesta por postergarla a la educación media superior y, entre otras, limitar la cantidad de materias objeto de esa selección. Igualmente subraya que el apoyo a los docentes, al clima de estudio y a los incentivos que retengan a los mejores profesores constituyen puntos claves en el reto de mejorar los rendimientos educativos.
  
Sociedades más preparadas
  
En el informe de la OCDE se concluye que las personas con más escolaridad contribuyen a la existencia de sociedades más democráticas y a economías más sustentables, y son menos dependientes de la ayuda pública y menos vulnerable a las contracciones económicas. Las sociedades con individuos capacitados están mejor preparadas para responder a las crisis actuales y futuras posibles. Por tanto, se recomienda en el estudio, “invertir en la educación preescolar, primaria y secundaria para todos, y en particular para niños de entornos socioeconómicos en desventaja, es a la vez justo y económicamente eficiente”.
 
En el camino de la recuperación económica, la educación se ha convertido en un elemento central de las estrategias de crecimiento de los países de la OCDE. Para ser eficaces en el largo plazo, se precisa en el estudio, las mejoras en la educación necesitan “garantizar el acceso de todos los estudiantes a una educación temprana de calidad, que permanezcan en el sistema al menos hasta el final de la educación media superior, y que reciban las habilidades y conocimientos que necesitarán para una integración social y al mercado laboral eficaz”.
 
Una de las estrategias educativas gubernamentales más eficaces es invertir desde la educación temprana y hasta el nivel medio superior. Los gobiernos pueden evitar el fracaso escolar y reducir la deserción y el abandono temprano mediante dos enfoques paralelos: la eliminación de las prácticas a nivel del sistema que entorpezcan la equidad, y ayudar a las escuelas en desventaja con rendimiento deficiente. Sin embargo, se resalta en el informe de la OCDE, las políticas educativas necesitan alinearse con otras medidas gubernamentales, como vivienda o bienestar social, para garantizar el éxito estudiantil.
  
Fracaso escolar
  
En el estudio de la OCDE se advierte que “el diseño de los sistemas educativos puede exacerbar las desigualdades iniciales y tener un impacto negativo en la motivación y compromiso del estudiante, llevando eventualmente al abandono escolar”. Cinco recomendaciones contribuyen a prevenir el fracaso y a promover la conclusión de la educación media superior, según se precisa en el informe:
  
Eliminar la repetición de cursos. La repetición de cursos es costosa y no mejora los resultados educativos. Entre otras estrategias para reducir esta práctica se encuentran las siguientes: evitar la repetición al abordar las lagunas de aprendizaje durante el año lectivo; fijar un pase automático o limitar la repetición a materias o módulos reprobados con apoyo especial; y fomentar la toma de conciencia con el fin de cambiar el apoyo cultural para la repetición.
  
Evitar la separación temprana. La selección temprana de estudiantes ejerce un efecto negativo en los alumnos asignados a niveles más bajos y aumenta las desigualdades sin elevar el desempeño promedio. Esta selección debe postergarse a la educación media superior mientras se refuerza una escolaridad más completa. En contextos en los que no haya mucha disposición a retrasar las divisiones tempranas de grupos, suprimir los niveles o grupos más bajos puede mitigar sus efectos negativos. 
  
Administrar la elección de escuela para evitar la segregación. Proporcionar plena libertad de elección de escuela a los padres puede dar por resultado la segregación de estudiantes según sus capacidades y antecedentes socioeconómicos, y generar mayores desigualdades en los sistemas educativos. Los programas de selección pueden diseñarse y gestionarse para equilibrar la elección mientras limitan su efecto negativo en la equidad. Hay diversas opciones: mediante esquemas de elección controlada se combina la elección de los padres y se garantiza una distribución más diversa de estudiantes.
  
Nuevas estrategias de financiación. Los recursos disponibles y la manera como se gastan influyen en las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes. Para asegurar la equidad y la calidad en los sistemas educativos, las estrategias de financiación deben garantizar el acceso a una educación y atención de la primera infancia (EAPI) de calidad, en especial para familias en desventaja; y aplicar estrategias de financiamiento, como fórmulas de financiamiento ponderado, que tomen en cuenta que los costos de la instrucción de los estudiantes en desventaja pueden ser más elevados. 
  
Diseñar trayectorias equivalentes de educación media superior. Si bien la educación media superior es un nivel estratégico de la educación para individuos y sociedades, entre un 10% y un 30% de los jóvenes que empiezan no terminan este nivel. Las políticas para mejorar la calidad y el diseño de la educación media superior pueden otorgarle más relevancia para los estudiantes y asegurar la terminación. 
  
Mejorar las escuelas
  
Por otra parte, las escuelas con mayores proporciones de estudiantes en desventaja corren un mayor riesgo de dificultades que provoquen menor rendimiento, lo que afecta a los sistemas educativos en su conjunto. Las escuelas en desventaja de bajo rendimiento a menudo carecen de la capacidad o apoyo internos para mejorar, en tanto directores, maestros y entorno, salones de clases y vecindarios escolares con frecuencia no logran ofrecer una experiencia de aprendizaje de calidad para quienes padecen mayores desventajas. En el estudio de la OCDE se incluyen otras cinco recomendaciones de políticas que han demostrado su eficacia para apoyar la mejora de las escuelas en desventaja de bajo rendimiento:
  
Fortalecer y apoyar a la dirección escolar. La dirección es el punto de partida para transformar las escuelas en desventaja de bajo rendimiento, pero a menudo los directores no fueron la mejor elección, o no cuentan con la preparación o el apoyo adecuados para ejercer su cargo en esas escuelas. Además, para atraer y retener a los más competentes es necesario que las políticas ofrezcan buenas condiciones de trabajo, apoyo sistémico e incentivos.
  
Un clima y ambiente escolares propicios para el aprendizaje. Las escuelas en desventaja de bajo rendimiento corren el riesgo de enfrentar ambientes difíciles para el aprendizaje. Las políticas específicas para estas escuelas deben concentrarse más que las dedicadas a otros centros en lo siguiente: dar prioridad al desarrollo de relaciones positivas maestro-alumno y entre compañeros; promover sistemas de datos informativos para el diagnóstico de las escuelas con el fin de identificar a los estudiantes en problemas y los factores que obstaculicen el aprendizaje; adecuar la asesoría y tutoría estudiantiles para apoyar a los alumnos y facilitar sus transiciones de modo que continúen su educación.
  
Atraer, apoyar y retener a maestros de alta calidad. A pesar del gran efecto de los maestros en el desempeño de los estudiantes, las escuelas en desventaja no siempre cuentan con los mejores maestros en su personal. Las políticas deben elevar la calidad docente para las escuelas y estudiantes en desventaja con las siguientes acciones: proporcionar educación docente dirigida que garantice que los maestros reciban las habilidades y conocimientos que necesitan para trabajar en escuelas con estudiantes en desventaja; ofrecer programas de tutoría para los maestros noveles; procurar condiciones de trabajo favorables para mejorar la eficiencia docente y la retención de maestros; y establecer incentivos económicos y de carrera adecuados para atraer y retener a los maestros de buena calidad en las escuelas en desventaja.
  
Garantizar estrategias de aprendizaje eficaces. A menudo, las expectativas académicas son más bajas para las escuelas y estudiantes en desventaja, aunque se ha demostrado que algunas prácticas pedagógicas logran mejorías en alumnos de bajo desempeño. Para mejorar el aprendizaje en clase, las políticas necesitan asegurar y facilitar que las escuelas en desventaja promuevan una combinación equilibrada de instrucción centrada en el estudiante con prácticas curriculares alineadas y la evaluación.
  
Prioridad a la vinculación entre las escuelas y los padres y comunidades. Por múltiples razones económicas y sociales, los padres en desventaja tienden a participar menos en el ámbito escolar de sus hijos. Se necesitan políticas que aseguren que las escuelas en desventaja den prioridad a sus vínculos con padres y comunidades, y mejoren sus estrategias de comunicación para alinear los esfuerzos de escuelas y padres de familia. Las estrategias más eficaces se dirigen a los padres más difíciles de localizar, e identifican y animan a los individuos de esas mismas comunidades para que sean tutores de los alumnos. Establecer vínculos con las comunidades en donde se encuentran las escuelas, con las partes interesadas tanto comerciales como sociales, también fortalece a las escuelas y a sus estudiantes.
   

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