Editorial de Padres y Colegios.
“Si por una vez un hombre se permite un
asesinato, muy pronto acabará pensando en robar un poco; y del robo
pasará a ver y a no respetar el precepto dominical, y de ahí a los malos
modales y a dejar las cosas para mañana”. Thomas de Quincey
Lo que pensaba sobre valores el ministro Wert cuando
no era ministro se recoge en la conferencia “La sociedad española ante
la agenda de reformas” que pronunció en julio de 2010 y que arranca con
la provocadora cita de De Quincey en su obra El asesinato considerado
como una de las bellas artes (1827). Wert, en su faceta de sociólogo,
quiere invitar a la reflexión crítica a una sociedad marcada por el
relativismo en lo fundamental y el absolutismo en lo accesorio. Para
ello, aporta una serie de curiosos datos sintomáticos de esta patología.
Porcentaje de población que considera inadmisible la eutanasia a todo
aquel que lo pida (15,9%), inadmisible tener libertad total para abortar
(21,1%), inadmisible fumar en edificios públicos (53,2%), inadmisible
hacer trampas en un examen (58,6%), inadmisible tener una aventura
extramatrimonial (64,3%), inadmisible fumar marihuana en lugares
públicos (70,8%), inadmisible hacer ruido por la noche y molestar a los
vecinos (73,5%) e inadmisible conducir con exceso de velocidad (82,1%).
Al nuevo responsable de Educación le molesta que “hablar de crisis de valores sea percibido automáticamente como adoptar un punto de vista conservador o ultraconservador”. Complejo que se deriva de ese relativismo en lo fundamental y absolutismo en lo accesorio, o sea, el modelo De Quincey en estado puro. En este sentido, apuesta sin complejos por “restablecer la legitimidad social de un sistema de valores de inspiración humanista, de valoración de la vida, de sexualidad responsable...”. En fin, no les extrañará si les digo que suena bien.
Al nuevo responsable de Educación le molesta que “hablar de crisis de valores sea percibido automáticamente como adoptar un punto de vista conservador o ultraconservador”. Complejo que se deriva de ese relativismo en lo fundamental y absolutismo en lo accesorio, o sea, el modelo De Quincey en estado puro. En este sentido, apuesta sin complejos por “restablecer la legitimidad social de un sistema de valores de inspiración humanista, de valoración de la vida, de sexualidad responsable...”. En fin, no les extrañará si les digo que suena bien.
Fuente: Padres y Colegios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se agradecen los comentarios