sábado, 11 de febrero de 2012

La objeción a EpC no termina con la objeción de conciencia

Hablaron con sus hijas mayores 14 y 12 años y les explicaron que la libertad siempre se construye sobre la verdad. Una verdad que no casaba con los contenidos adoctrinadores de la asignatura que acababa de imponerse en las aulas y a la que ellas objetarían.
  
     
11 FEB 2012 | Rosa Cuervas-Mons 
  
La de Jorge Sánchez Tarazaga, presidente de la Federación Educación y Desarrollo en Libertad y padre de diez hijos, es una de las miles de historias de familias objetoras a Educación para la Ciudadanía solo la plataforma de Profesionales por la Ética tiene registradas 55.000 que durante cuatro años han librado una batalla de David contra Goliat y que el pasado 31 de enero parecieron encontrar un puerto amigo el ministro Wert anunció la supresión de la asignatura, pero no definitivo: “La lucha no ha terminado, queda mucho por hacer”.
 
La polémica comenzó mucho antes, justo cuando la Unión Europea emitió una recomendación sobre la “educación para la ciudadanía democrática”. En ella, según explica a ALBA Sánchez Tarazaga, se animaba a los Estados miembros a hacer “de la educación para la ciudadanía democrática un objetivo prioritario de las políticas y reformas educativas”. No había órdenes vinculantes. No había obligación
“tal como se ha dicho muchas veces”, solo recomendación y dirigida, sobre todo, a los países recién incorporados a la UE. “Los de Europa del Este, que venían del yugo comunista”.

Animado por el texto europeo,
el Ministerio de Educación implantó por real decreto la asignatura Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, con un temario y una aplicación práctica manuales y unidades de conocimiento que desataron pronto la furia de miles de padres.
  
Identidad de género
 
Durante dos horas a la semana en Primaria, Secundaria y Bachillerato, se sumergía a los niños en cuestiones como la identidad de género, se les ilustraba sobre los diferentes tipos de sexualidad y se les animaba a cuestionar a sus mayores como símbolo de autodeterminación y liberación.
 
Convencidos de que la asignatura invadía aspectos de la formación que merecen ser tratados en familia y que atentaba contra el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, los padres se pusieron en pie de guerra: había nacido el movimiento objetor.
 
Ellos, los adultos, lidiaban con la Administración, pero eran los pequeños, sus hijos, los que tenían que enfrentarse, en ocasiones, a las presiones del claustro o soportar humillaciones de sus compañeros.
 
Fue el caso de Mariana García de Alvear. Hace ya tres años recordaba con ALBA el infierno por el que pasó su hija cuando objetó a la asignatura. La niña pasaba las horas de EpC de pie en el pasillo. Castigada, sin biblioteca ni aulas alternativas. Mientras, su madre recibía llamadas constantes del centro escolar y, siempre, la misma amenaza: “Acusaremos a su hija de absentismo”. 
  
Muchos otros padres se enfrentaron al mismo problema: el colegio no ofrecía alternativa para los niños objetores, que quedaban desamparados durante las horas de clase. ¿Solución? “En un centro de Castellón los padres se turnan para ir al colegio a ocuparse de los niños objetores. Todo menos sacarlos del centro, porque entonces sí incurren en absentismo escolar”, explica a ALBA la presidenta de España Educa en Libertad, María Luisa Pérez Toribio.
 
Desde Castellón hasta Jaén. Allí, en el pueblo de La Carolina, la familia Colomina acudía a los tribunales para evitar que “cada diez minutos” el director del colegio llamara a los padres para que fueran a por su hijo al centro. Un auto del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía eximió al niño de entrar en clase, pero fue necesaria la intervención de la Consejería de Educación para que el director entendiera que el “chaval estaba exento” y que no se le podía suspender.

 
Llegaron los encuentros de objetores
los héroes bajitos portaban orgullosos sus carteles con el lema “Ni un paso atrás” y la organización de lo que hasta entonces había sido una dura lucha en solitario. Los primeros recursos aterrizaban en el Tribunal Supremo y muchos padres emprendieron el camino hasta Estrasburgo para pedir amparo al Tribunal Europeo de Derechos Humanos que ya acumula 389 demandas por la materia.
 
Material radiactivo
 
A finales de enero de 2009 llegó el mazazo. El Supremo sentenció que no cabía la objeción global ante la asignatura sino, en casos excepcionales, a textos concretos. “Se pasó de clases con dos tercios de objetores a prácticamente ninguno. Muchos padres decidieron entonces que sus hijos entraran en el aula”, reconoce Toribio.
 
Otros se mantuvieron en sus trece. “En función del colegio”, recuerda Sánchez Tarazaga, “los objetores se quedaban en el pasillo, iban al departamento de orientación o aprovechaban el tiempo en la biblioteca”. Incluso algunos centros ofrecían a los alumnos la posibilidad de hacer un trabajo para aprobar la asignatura o de reflejar en las notas un escueto “no evaluado”. “Dijimos que no. Nosotros queríamos nuestro suspenso porque no tiene sentido objetar a una asignatura por considerarla perniciosa y luego tener un aprobado”. Ese suspenso, coinciden los padres, ha llenado a sus hijos de una experiencia mucho más útil que cualquier sobresaliente. “Hoy damos gracias por lo que empezó siendo un infierno”.
 
Dan las gracias, pero también piden soluciones. “Hay niños que no han podido promocionar ni terminar Bachillerato por el suspenso de Ciudadanía”, recuerda Pérez Toribio. “Muchos padres no quieren hablar porque lo que están viviendo es muy duro, pero hay situaciones muy difíciles”.
 
Por eso desde las asociaciones buscan respuestas. Han pedido una reunión con el Ministerio de Educación para abordar el ‘¿y ahora qué?’. ¿Qué pasará con los niños que no han promocionado, cómo se actuará con los niños que han objetado este curso
“no tiene sentido que les estén cargando con un suspenso de una asignatura que va a desaparecer” y cuándo y con qué contenidos entrará en vigor la nueva materia? Celebran que el Gobierno de Rajoy haya reconocido el carácter adoctrinador de la anterior Ciudadanía, pero se preguntan por qué otra nueva. “Los valores democráticos y cívicos se enseñan de forma transversal en todas las asignaturas. Con los resultados de España en el Informe PISA, más valía emplear esas horas lectivas en otras materias”.
 
Hay más preguntas, esta vez a los tribunales. Los objetores esperan con impaciencia el pronunciamiento del Tribunal Constitucional, al que se recurrió la decisión del Supremo. “Es importante que se pronuncien sobre los límites del Gobierno en la educación. No podemos estar siempre pendientes de lo que cada Ejecutivo quiera imponer a los alumnos. Queremos jurisprudencia”, señala el abogado de España educa en libertad, Francisco José Ramos. 
  
Sánchez Tarazaga recurre a la metáfora: “Había una carcasa con material radiactivo. Han quitado el material radiactivo
EpC y han dejado la carcasa vacía [ahora llamada Educación Cívica y Constitucional]. El problema es que cada Gobierno decida ir llenando la carcasa a su gusto”.
 
Si los políticos caen en esa tentación, deben saber que los alumnos objetores no son los únicos que han aprendido algo: “Hemos tomado conciencia no solo de nuestros derechos como padres, sino de nuestro deber de acompañar y asistir a nuestros hijos. Seguimos en alerta”. Y dan las gracias por ello al “Gobierno marxista de Rodríguez Zapatero”. 
  
Lo que sí enseñaba Ciudadanía
 
Durante una entrevista concedida a la cadena Ser, el ministro de Educación, José Ignacio Wert, puso como ejemplo del contenido adoctrinador de Educación para la Ciudadanía un texto editado por Akal. “Nunca ha sido un libro de texto y nunca se ha comercializado como tal”, protestó después el subdirector de Edición de Akal, Jesús Espino. Quizá ese texto no pueda denominarse manual
aunque sí figura en la colección Biblioteca de Aula y, como tal, puede estar en cualquier colegio, pero, si de ejemplos de adoctrinamiento se trata, hay unos cuantos en otros tantos libros de texto de Ciudadanía, la mayoría dirigidos a niños de 12 años:
 
“Mientras una gorriona únicamente intentará satisfacer sus impulsos sexuales con un gorrión, en el caso de los seres humanos puede suceder que una mujer prefiera satisfacer los suyos con un hombre, con otra mujer (o un hombre con otro hombre), consigo misma o, incluso, renuncie a satisfacerlos (algunas personas hacen voto de castidad)”. Manual de McGraw Hill.
 
“Nos enamoramos de personas, independientemente del sexo que puedan tener”. Manual de Octaedro.
 
“La mayor parte de las personas tampoco posee una única tendencia sexual concreta y definida, mantenida de modo uniforme y constante a lo largo de la vida, sino que, el que más y el que menos, junto con una inclinación predominante, posee otras de mayor o menor intensidad”. Manual de McGraw Hill.
 
“Una cosa es el sexo biológico con el que nacemos y otra la identidad sexual, que construimos a lo largo de nuestra vida”. Manual de Pearson-Alhambra.
 
“Algunos historiadores buscan el origen de la represión homosexual en la visión heterosexual, procreadora y estricta que ha imperado entre nosotros, herederos de la moral judeocristiana”. Manual de Octaedro.
 
Respeta las normas horarias impuestas por sus padres. No le gusta marcharse a casa cuando empieza realmente la fiesta, pero sabe que de no hacerlo las cosas se complicarán. Espera resignada la mayoría de edad. Piensa que las chicas salen menos que los chicos”. Definición de “una alumna resignada” del manual de Santillana. Frente a ella, el “joven marchoso” suele “salir de fiesta. Cualquier excusa es buena para salir por la noche y, si no lo hace ahora, ¿cuándo lo va a hacer? Nadie debe imponerle un horario, ¡la noche es joven!”.
 
Nuevos modelos de familia: “¿A quién quieres más, a tu papá o a tu mamá?”, pregunta el adulto. “A mi papá y a mis dos mamás”, responde la niña, hija de un “matrimonio homoparental”, tal como enseña el manual de Praxis.
  
Fuente: La Gaceta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se agradecen los comentarios