Por Guillermo Dupuy.
Se vanagloriaba hace unos días Antonio Robles de
su defensa de la "Educación para la Ciudadanía", si bien daba la
bienvenida a la asignatura que ha venido a sustituirla llamada
"Educación Cívica y Constitucional". Y es que, según D. Antonio, "en la
batalla sostenida hasta hoy parecía que el escollo provenía del temor
del sector menos liberal y más religioso de la derecha al peligro de un
supuesto adoctrinamiento en valores laicos y progresistas impuesto por
un Estado aconfesional. Pero no, si todo el problema es eliminar
aquellas parcelas de la asignatura que no tienen consenso universal en
la sociedad española, lo fundamental queda a salvo, es decir, la
necesidad de dotarnos de unos valores cívicos y unos conocimientos
constitucionales con los cuales no nacemos y que deben ser enseñados".
Aunque comparta buena parte de su artículo, hay una serie de
discrepancias que quisiera, no obstante, destacar, por mucho que sólo
expliquen en parte mi oposición a EpC y mi abierto escepticismo ante la
nueva asignatura.
Para empezar, no se a qué santo viene –perdonen expresión tan poco
laica– contraponer lo "liberal" y lo "religioso", tal y como hace D.
Antonio. Doy por hecho que él conoce las raíces cristianas del
liberalismo, de la economía de mercado, de la distinción del delito y
pecado. También conocerá el hecho de que los regímenes totalitarios
modernos han sido todos, sin excepción, laicistas, cuando no
agresivamente ateos. Pese a ello, a mi no se me ocurría hablar de "los
sectores menos liberales y más ateos" de ningún grupo, y no lo haría
porque ambas condiciones, simplemente, pertenecen a ámbitos distintos.
Pero si hubieran pocas muestras de hasta qué punto el hermoso nombre de
"Educación para la Ciudadanía" encerraba, en realidad, un sectario
adoctrinamiento, inaceptable para cualquier demócrata, en general, y
liberal, en particular, con independencia de tener o no convicciones
religiosas, el ministro Wert nos ha dado este jueves un par de ejemplos
muy elocuentes: En un libro de texto de EpC se enseñaba que la
revolución soviética "instauró un régimen de igualdad y libertades
colectivas que se llamó socialismo". El segundo ejemplo de Wert es otro
libro de texto de EpC que asevera que "el neoliberalismo económico, en
principio, perjudica a todos los trabajadores, pero sobre todo, a las
mujeres trabajadoras".
Estoy seguro de que todos en UPyD entonaran su descontado "no es esto,
no es esto" aunque la asignatura de marras no fuese nunca otra cosa. El
peligro está en que lo siga siendo con la nueva asignatura que ha venido
a sustituirla. Si de verdad las autoridades públicas quisieran enseñar
valores constitucionales más les valdría predicar únicamente con el ejemplo
y cumplir y hacer cumplir las leyes allí donde las conculcan. Si de
verdad quieren que los niños se eduquen en los valores de la libertad,
del civismo y de la tolerancia, que se sean tolerantes y den libertad a
los ciudadanos para elegir, libre y gratuitamente, el centro escolar de
su preferencia, al tiempo que dan a los centros escolares libertad de
ideario y de enseñanaza.
Lo demás es establecer un monopolio coactivo, indeseable por muy
aséptico, objetivo y neutral que se pretenda, que, para colmo, el
gobernante de turno utilizará como excusa para enseñar lo que le venga
en gana. Ahí está, para los que crean que exagero, las palabras de la
consellera de la Generalitat diciendo que lo que se va a enseñar en
Educación Cívica y Constitucional es el Estatuto de autonomía catalán.
Frente al cándido y nada progresista entusiasmo por el Estado docente,
que aun percibo como remanente "progre" en autores como Robles y
Savater, yo prefiero pecar de escepticismo y decir, con Stuart Mill, que
"confiar la instrucción pública al Estado es una maquinación aviesa
tendente a moldear la mente humana de tal manera que no exista la menor
diferencia de un individuo a otro; el molde utilizado a tal efecto es el
más grato al régimen político imperante, ya se trate de una monarquía,
una teocracia, una aristocracia, o bien a la opinión pública del
momento".
Fuente: Libertad Digital.
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