lunes, 20 de febrero de 2012

Padres objetores a EpC: frente al estatismo, testimonios de responsabilidad social

     
La prensa sigue recogiendo en estos días reacciones de todo tipo al anuncio de la desaparición de la adoctrinadora asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC), cuyo proceso empieza a perfilarse también por parte de las nuevas autoridades del Ministerio de Educación.
   
Es llamativo que buena parte de las reacciones adversas al final de este experimento de reingeniería social no hacen sino evidenciar lo que desde 2005 –cuando la LOE era solo un anteproyecto– se ha venido denunciando: que EpC, lejos de responder al propósito de enseñar a los escolares Constitución e instituciones democráticas, era realmente un instrumento ideológico para imponer a todos una moral única de signo relativista y laicista. El repaso de la mayor parte de las airadas reacciones al anuncio del ministro Wert –empezando por las de El País o Público, pero también las de Amnistía Internacional, PSOE, FETE-UGT, CEAPA, Cives o la LGTB, entre otros– no hacen más que confirmar lo que sostenemos. Su argumentación, en el terreno de la más explícita intencionalidad ideológica, no deja lugar a dudas.
  
Paralelamente a esta clarificadora constatación, siguen publicándose también testimonios personales de padres objetores a EpC. Unas experiencias que dan idea del admirable valor cívico de la larga resistencia a EpC, sólo sostenida por el compromiso –en muchas ocasiones heroico– de las familias. En mayo de 2008 Monseñor Munilla escribió una decisiva carta pastoral con el expresivo título de “Todo por los hijos” cuyo final se ha cumplido casi cuatro años después: “Estoy seguro de que Dios bendecirá a estos padres que han decidido declararse en santa rebeldía por el bien de sus hijos. (…) Su resistencia activa está escribiendo una de las páginas más bellas de la historia de la lucha por el bien los hijos, así como de la defensa del principio de subsidiariedad frente a la tiranía de los estados. Y cuando llegue el día de la victoria –¡que llegará!–, quienes nos hayamos quedado en segunda fila, tal vez hayamos de sentir admiración y agradecimiento; y quizás un poco de rubor y vergüenza…”.
  
De entre todos los testimonios de padres objetores hechos públicos en los últimos días, recogemos seguidamente algunos especialmente significativos, cuya lectura recomendamos vivamente: 
  

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