Por Nicolás de Cárdenas.
"La sociedad española merecería tener un poco de anticlericalismo por todo lo que hemos soportado, que ha sido muchísimo". Esta es la frase evacuada por Gregorio Peces Barba en una entrevista reciente en Magisnet, la publicación digital líder del sector educativo en España.
Y se ha quedado tan tranquilo el "padre" de la Constitución. Así de "relajao" se ha quedado el muñidor de algunos de los proyectos más liberticidas con los que el Gobierno apuntala su destructora reingeniería social. A saber: Educación para la Ciudadanía o la labor de siembra cizañesca entre las víctimas del terrorismo durante la pasada tregua para frenar su Rebelión Cívica, ahora resucitada. (Cuña publicitaria: en Madrid, el 5 de febrero a las 5, nueva manifestación)
Esta declaración violenta, sectaria y descarnada es, a mi juicio, fruto de un miedo patológico insuperable. Miedo a la libertad, a la sociedad que trabaja por defender lo que la naturaleza humana es y su dignidad. Miedo al diferente, que lleva al odio y a la exclusión del otro usando la mentira, arma favorita del Maligno.
Hay otras perlas que, si no hubieran sido realizadas en estos días, parecerían extraídas de un manual de propaganda política de los años 30 del siglo pasado: "Es imprescindible que haya una asignatura que supere la confusión que hay, desde sectores católicos extremistas, de que el tema de la educaicón es cosa de los padres". "En la asignatura de Religión se enseñan cuatro vulgaridades. Lo único que quieren es adoctrinar, adoctrinar y adoctrinar". Esta es, y no otra, la memoria histórica que buscan desde el progrelaicismo.
Que Peces Barba sea un extremista no sorprende a nadie. Él y otros como él, son los restos jurásicos de la carcundia intelectual de la izquierda retroprogre, entre los que se encuentra el anciano Carrillo, que lo debe estar pasando fatal, todo sea dicho, con la ley antitabaco.
Lo realmente preocupante es que esa es la herencia de calado que los actuales dirigentes de buena parte de la izquierda quieren recoger.
Frente a eso, nos queda decir, parafraseando a Peces Barba, que es la sociedad española la que se merece más libertad y más respeto de la clase política. Por todo lo que hemos soportado, que ha sido muchísimo.
Y se ha quedado tan tranquilo el "padre" de la Constitución. Así de "relajao" se ha quedado el muñidor de algunos de los proyectos más liberticidas con los que el Gobierno apuntala su destructora reingeniería social. A saber: Educación para la Ciudadanía o la labor de siembra cizañesca entre las víctimas del terrorismo durante la pasada tregua para frenar su Rebelión Cívica, ahora resucitada. (Cuña publicitaria: en Madrid, el 5 de febrero a las 5, nueva manifestación)
Esta declaración violenta, sectaria y descarnada es, a mi juicio, fruto de un miedo patológico insuperable. Miedo a la libertad, a la sociedad que trabaja por defender lo que la naturaleza humana es y su dignidad. Miedo al diferente, que lleva al odio y a la exclusión del otro usando la mentira, arma favorita del Maligno.
Hay otras perlas que, si no hubieran sido realizadas en estos días, parecerían extraídas de un manual de propaganda política de los años 30 del siglo pasado: "Es imprescindible que haya una asignatura que supere la confusión que hay, desde sectores católicos extremistas, de que el tema de la educaicón es cosa de los padres". "En la asignatura de Religión se enseñan cuatro vulgaridades. Lo único que quieren es adoctrinar, adoctrinar y adoctrinar". Esta es, y no otra, la memoria histórica que buscan desde el progrelaicismo.
Que Peces Barba sea un extremista no sorprende a nadie. Él y otros como él, son los restos jurásicos de la carcundia intelectual de la izquierda retroprogre, entre los que se encuentra el anciano Carrillo, que lo debe estar pasando fatal, todo sea dicho, con la ley antitabaco.
Lo realmente preocupante es que esa es la herencia de calado que los actuales dirigentes de buena parte de la izquierda quieren recoger.
Frente a eso, nos queda decir, parafraseando a Peces Barba, que es la sociedad española la que se merece más libertad y más respeto de la clase política. Por todo lo que hemos soportado, que ha sido muchísimo.
Fuente: Religión en Libertad.
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