martes, 11 de enero de 2011

"Los cursos de educación sexual o cívica amenazan la libertad religiosa"

El Papa se refirió implícitamente a España en su discurso a los diplomáticos, según su portavoz.   

Paloma Gómez-Borrero. Roma 

Benedicto XVI centró su discurso al cuerpo diplomático en la libertad religiosa, el tema que le preocupa sobremanera. En la sala Reggia del Palacio Apostólico, y ante 178 embajadores, el Pontífice trazó una panorámica de “las numerosas situaciones en las que lamentablemente el derecho a la libertad religiosa ha sido lesionado o negado”. Era de esperar que hablara de los países de Oriente Medio –Irak y Egipto están bañados por la sangre de cristianos–, pero también hizo hincapié en otro tipo de amenazas encubiertas que se producen en naciones de Occidente, en países que se declaran pluralistas y tolerantes. “En algunos países europeos se amenaza a la libertad religiosa de las familias, imponiendo la participación en cursos de educación sexual o cívica que trasmiten una concepción de la persona y de la vida pretendidamente neutra, pero que en realidad reflejan una antropología contraria a la fe y a la justa razón”, indicó.
 
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, hizo precisiones sobre este punto del discurso y confirmó que el Papa se refería implícitamente a España, donde la Conferencia Episcopal “había manifestado su preocupación y rechazo” por la imposición de estas materias.
 
Asimismo, consideró una marginación del cristianismo el hecho de “desterrar de la vida pública fiestas y símbolos religiosos aduciendo el respeto a los que pertenecen a otras religiones o no creen”. Para el Papa es “una manera no sólo de limitar el derecho de los creyentes a la expresión pública de su fe, sino que también se cortan las raíces culturales que alimentan la identidad profunda y la cohesión social de muchas naciones”.
 
El Papa también habló del derecho a la objeción de conciencia de los médicos “frente a ciertos actos que, como el aborto, lesionan gravemente la vida”. También hizo alusión al derecho primordial de las familias “a decidir la educación de sus hijos”.
 
No olvidó la situación de la Iglesia en Cuba y en China y pidió a Pakistán la abolición de la ley contra la blasfemia, considerando “que es evidente que sirve de pretexto para cometer injusticias y violencia contra las minorías religiosas”. El Papa terminó su discurso señalando que “la religión no constituye un problema para la sociedad, no es un factor de perturbación o conflicto. La Iglesia –dijo– no busca privilegios ni quiere intervenir en cuestiones extrañas a su misión, sino simplemente cumplirla con libertad”. E insistió en que “los cristianos están llamados a dar su aportación al apasionante y fatigoso compromiso por la Justicia”.

Fuente: La Gaceta.

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