lunes, 31 de enero de 2011

Marxismo, sexo y educación

Por Evaristo de Vicente.

En Europa estamos dejando que se produzca la invasión del laicismo por el Estado: en el primer laicismo, hijo de un marxismo en su versión política de socialismo y comunismo, se presentaba con armas, quema de iglesias, y asesinatos: a sangre y fuego. Ahora de modo sibilino, con leyes “sólo” anticristianas, pero todo muy razonado, todo muy legal, queriendo que identificáramos, engañando –propio del marxismo–, lo legal con lo moral. Hasta el punto de que cuando se promulga una de esas leyes que atacan a la dignidad de la persona, pero jurídicamente impecable, si alguien se queja en el Parlamento alegando que “eso va contra la moral, contra la dignidad de la persona”, entonces astutamente se grita desde la banca marxista: “No trate de imponer su moral católica” o “las leyes las hacemos en el Parlamento, no el Papa en Roma” (Zapatero).
 
Nos situamos esta semana en Valencia: Izquierda Unida primero, y luego la sexóloga presidenta de la FESS, Miren Larrazábal, reclaman que la educación sexual en la escuela “se base en conocimientos científicos, no en ideologías, moral o religión” (se entiende contrarias a la suya). Así, Larrazábal hace una presunción que ofende a aquellos que no utilizan los mismos enfoques de la sexualidad que ellos: pretenden aplicar la mentalidad de partido único (típico del marxismo), de visión única de la realidad. Más triste aún: la sexóloga lamentó que se intente “educar con fuertes componentes religiosos” y con “promoción de la continencia y la virtud de la castidad. Igual a la reciente opinión de Peces Barba de que la educación (el hijo) es del Estado, no de los padres.

Es decir, si se impone la moral marxista (no deja de ser una moral, un modo de entender la vida, la matrimonial, la genital, la abortiva, etc.), entonces no es moral impuesta por ideología marxista, sino “ley progresista”, que busca la “sociedad del bienestar”; pero, ¡atención!, si los criterios que otros hombres quieren defender son la vida matrimonial hombre mujer, no a la homosexualidad (no del homosexual que es distinto), creencia de que la mejor “sociedad del bienestar” es la basada en religión, en valores, en servicio a los demás, en respeto por la vida desde su concepción hasta la muerte natural, etc., eso, ¡atención!, es “moral impuesta”, “retroceso social”, “ultraderechismo conservador”, “idea impuesta desde Roma”. Explíquenme esto por favor.
 
Evaristo de Vicente es director del programa de televisión ‘Valores en alza’.

Fuente: La Gaceta.

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