miércoles, 1 de febrero de 2012

En el buen camino

Por José María Marco.
  
Es temprano para pedir más detalles sobre la reforma educativa. El Partido Popular, que tiene mucho trabajo hecho sobre este asunto, carece de la mentalidad militante del PSOE. Hace bien en plantear un cambio, no un linchamiento.
 
Dicho esto, la reforma es seria. El curso añadido al Bachillerato o a la Formación Profesional a partir de los quince años, hasta los dieciocho, significa una nueva enseñanza media. En estos esos tres años, ya sea en Bachillerato o en FP, los jóvenes españoles deberían recibir una educación con sustancia, estructurada y exigente. Parece que vamos a acabar con la infantilización de las enseñanzas medias. Requerirá una profunda reflexión sobre los contenidos y, como ha dicho Wert, una nueva posición del profesorado, que recupera una dignidad perdida. Todos los tramos de enseñanza son importantes. Esos tres cursos y los tres anteriores forman la columna vertebral del sistema.

 
En el Ministerio se han dado cuenta de que se han desplomado algunos grandes tabúes, entre ellos el monopolio socialista de la educación. Con sencillez, Wert habla de pruebas y conocimientos mínimos, que habrán de existir a nivel estatal. También ha acabado con la sectaria Educación para la Ciudadanía, sustituida por una razonable Educación Cívica. Del adoctrinamiento pasamos a la libertad, y de la educación como instrumento político, que por poco acaba con la enseñanza pública, a la educación como base para la responsabilidad y la prosperidad. El único «pero» es la descomunal chapuza que se puede organizar con el asunto del bilingüismo.
  
Fuente: La Razón.

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