miércoles, 1 de febrero de 2012

Liberación

Por Cristina L. Schlichting.
  
La educación es la conducción que el maestro realiza del discípulo para abrirlo a la realidad. Por eso constituye una extraordinaria riqueza. Nada más contrario a tan noble propósito que establecer de antemano un corsé ideológico sobre toda realidad. Eso era la asignatura Educación para la Ciudadanía. Un método para adoctrinar a las masas en los principios que el Gobierno anterior consideraba los suyos. 
  
A saber, una concepción materialista y relativista de todas las cosas, que recluía cualquier otra forma de pensamiento a lo privado y doméstico. Una definición de la sociedad profundamente estatalista, donde la sociedad civil se consideraba vicaria de la defensa del bien que encarnaban los poderes públicos. Y finalmente, una vía para la propaganda de determinados definiciones del hombre y de su identidad, que el PSOE de Zapatero adoptó como parte nodal de su discurso: el feminismo excluyente, la famosa ideología de género y una sexualidad puramente genital. 
  
La asignatura sustituía el derecho de los padres a educar libremente a sus hijos en su concepción del ser humano y se empeñaba en ponerles una nodriza estatal para que se concibiesen autónomos de su familia y deudores de la ideología y el sistema procedentes del poder. 
  
¿Que a usted se le ocurría apostar por la libertad de mercado? Pues se le anatematizaba como egoísta y partidario de la injusticia social. ¿Que consideraba que las administraciones hay que reducirlas al máximo y potenciar las instancias civiles (asociaciones, sindicatos, iglesias, fundaciones, etc)? Pues se le apartaba como fomentador de la anarquía capitalista. ¿Que usted apoyaba la familia? Pues se le significaba como exluyente hacia otras formas de convivencia. ¿Que usted tenía la osadía de afirmar que el hombre y la mujer son la expresión natural de la persona sexuada? Pues se le condenaba por no permitir a cada niño o niña la libre elección de su género. 
  
Curiosamente, Educación para la Ciudadanía ha sido el último intento totalitario de cercenar la libertad para imponer un modelo único de pensamiento. Y revela un enorme temor a esta libertad de las personas, a la pluralidad. Era un epígono de los modelos educativos de las dictaduras del siglo pasado. Qué liberación. 
  
Fuente: La Razón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se agradecen los comentarios