Por Ramón Novella.
Nuestra Constitución recoge en su artículo 27 el derecho a la libertad de enseñanza que se concreta especialmente en la libre elección de centro escolar por parte de las familias, y la gratuidad de la enseñanza básica y obligatoria mediante los conciertos educativos. Este principio de cualquier país desarrollado que entiende la educación como la base principal para su desarrollo parece ser limitado como si fuéramos un país totalitario.
Respecto a la libertad de elección de centro educativo se está limitando el derecho a muchas familias que no pueden escoger el centro que quieren para sus hijos, ya que se les limita a escoger un centro por criterios de proximidad geográfica, criterio sin ningún fundamento, ya que debería ser una opción de las familias el poder escoger el centro que prefieran para sus hijos esté donde esté.
Respecto a la gratuidad de la enseñanza básica y obligatoria, existen los conciertos educativos entre el Estado y los centros de iniciativa social. Este concierto supone el sueldo del profesorado y poco más. A cambio, estas escuelas se ven limitadas en cuanto a su libertad de educación. Un precio que realmente deben plantearse si vale la pena someterse a este control que limita su actividad educativa, a estar bajo sospecha constante sobre su irresponsabilidad, sus artimañas para cobrar cuotas extras o su poca solidaridad. Parece ser que se revisará el reglamento de los conciertos educativos y, claro está, a la baja. Es decir, mayor ahogo para la escuela concertada.
Tenemos en juego el derecho de los padres a educar a sus hijos y el de las escuelas de iniciativa social que están dando una respuesta excelente a nivel de resultados aún a pesar del control y de la presión por parte de la administración. Ojalá que un país como el nuestro vea que el favorecer la libertad de educación y el apoyo a las escuelas de iniciativa social supondrá un avance para un país cada vez más necesitado de desarrollo.
Respecto a la libertad de elección de centro educativo se está limitando el derecho a muchas familias que no pueden escoger el centro que quieren para sus hijos, ya que se les limita a escoger un centro por criterios de proximidad geográfica, criterio sin ningún fundamento, ya que debería ser una opción de las familias el poder escoger el centro que prefieran para sus hijos esté donde esté.
Respecto a la gratuidad de la enseñanza básica y obligatoria, existen los conciertos educativos entre el Estado y los centros de iniciativa social. Este concierto supone el sueldo del profesorado y poco más. A cambio, estas escuelas se ven limitadas en cuanto a su libertad de educación. Un precio que realmente deben plantearse si vale la pena someterse a este control que limita su actividad educativa, a estar bajo sospecha constante sobre su irresponsabilidad, sus artimañas para cobrar cuotas extras o su poca solidaridad. Parece ser que se revisará el reglamento de los conciertos educativos y, claro está, a la baja. Es decir, mayor ahogo para la escuela concertada.
Tenemos en juego el derecho de los padres a educar a sus hijos y el de las escuelas de iniciativa social que están dando una respuesta excelente a nivel de resultados aún a pesar del control y de la presión por parte de la administración. Ojalá que un país como el nuestro vea que el favorecer la libertad de educación y el apoyo a las escuelas de iniciativa social supondrá un avance para un país cada vez más necesitado de desarrollo.
Fuente: La Razón.
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