Por Vicente Garrido.
Está en la calle la polémica del nuevo modelo de la Generalitat Valenciana para nuestras escuelas, donde se instala la enseñanza plurilingüe, en castellano, valenciano e inglés. Los defensores de la línea en valenciano se han levantado en armas: aseguran que «más valenciano es más inglés», porque a su juicio los alumnos que aprenden valenciano rinden más también en la enseñanza del inglés.
Me gustaría matizar algunas cosas. En primer lugar, lo que realmente resulta una ventaja es ser bilingüe, es decir, usar ambas lenguas desde pequeños, integrarlas como estructuras mentales alternativas que permiten el uso de una lengua a otra de modo indistinto de acuerdo con el contexto (lo que no excluye que la persona se sienta más a gusto en una lengua que en otra, por afinidad emocional). Hay estudios mediante imagen cerebral que revelan que los niños bilingües son más eficientes en la resolución de diversas pruebas mentales que los monolingües, e incluso hay datos que señalan que el hecho de ser bilingüe retrasa la aparición de la enfermedad de Alzheimer.
Ser bilingüe no es conocer otra lengua, como generalmente ocurre con los escolares, que dominan su lengua y aprenden a entender, hablar y escribir mejor o peor otro (u otros) idiomas. El empleo ocasional de otro idioma no supone ninguna superioridad mental. Esto quiere decir que nuestros escolares aprenderían mejor inglés si fueran bilingües desde la cuna, es decir, si sus padres les enseñaran las dos lenguas desde el principio. La conclusión es que aprender valenciano para una persona que no es bilingüe no le ayudará a aprender mejor el inglés; al contrario, si ese chaval tiene alguna dificultad en el dominio de las estructuras mentales que subyacen al idioma lo más probable es que padezca numerosas interferencias de una lengua a otra. Un alumno de idioma materno castellano aprenderá mejor inglés si dedica más horas al inglés, y punto. Que estudie unas horas en valenciano no le ayudará a aprender mejor el inglés. De igual modo, un niño de lengua materna valenciana con un empleo ocasional del castellano tampoco tendría superioridad para el aprendizaje del inglés. Es el niño realmente bilingüe el aventajado.
La otra cosa es que el valenciano es un tesoro de nuestra tierra. Para protegerlo no necesitamos ninguna coartada: el valenciano forma parte de nuestra vida. ¿Se perderá el valenciano por culpa de esta ley? Sinceramente, no lo creo. Quien hable valenciano en su casa lo seguirá desarrollando igual de bien, porque él será bilingüe, y quien no, lo aprenderá mejor o peor de acuerdo con sus intereses y necesidades. ¿Sus amigos hablan en valenciano? Esa es una pregunta mucho más importante para saber si se va a hacer un esfuerzo en aprender otro idioma. La vida nos lleva a la lengua.
Fuente: Las Provincias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se agradecen los comentarios