Por Leonor Tamayo.
Pues después de más de cinco años metida hasta el cuello en la batalla por la libertad de educación frente a Educación para la Ciudadanía, por fin me llega el turno de dar ese paso al frente; la semana que viene empieza el curso y mi hijo mayor tendrá EpC en 5º de Primaria.
El próximo lunes, después de dejarles en sus clases nuevas, en ese día tan emocionante y triste a la vez, llevaré a la directora la carta en la que recuerdo que somos objetores y mi hijo no va a entrar en clase. Nosotros presentamos la objeción hace cuatro años y Paco era muy pequeño pero estos años ha vivido esta batalla en primera línea y hoy es plenamente consciente de lo que debe hacer, de lo que quiere hacer.
Entiende que no saldrá de clase porque su profesor sea malo, ni porque en el colegio le vayan a decir nada contrario a lo que nosotros queremos para él. Él saldrá de clase porque es objetor a una asignatura en su diseño curricular, se aplique o no en su colegio, saldrá de clase porque EpC quiere sustituir a los padres en su formación, saldrá de clase por todos aquellos que sufren unos contenidos que les empobrecen su dignidad , saldrá de clase por todos aquellos que ya salieron otros años y por lo que no saldrán.
Saldrá de clase, en definitiva, para plantar cara, para actuar conforme a su conciencia, para defender la libertad de educación sin dar ni un paso atrás.
Y saldrá de clase sin miedo a que le señalen, orgulloso de su suspenso en EpC, por poco que le guste tener esa manchita ahí, y aprenderá el valor y la satisfacción de actuar en conciencia y defender el bien común.
Y ellos, nuestros hijos, ganarán así la batalla a EpC.
Fuente: Profesionales por la Ética.
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