Nuestras estadísticas educativas se desmarcan de los estándares europeos. Tanto en lo referente al abandono escolar como a la financiación pública. El 36% de la población entre 25 y 29 años tiene sólo formación escolar básica.
Paloma Díaz Sotero | Madrid
Nuestras estadísticas educativas están alejadas de los estándares europeos
y en esa lejanía permanente, enquistada, encontramos parte de nuestros
problemas: la crisis esctructural de nuestra economía y el alto
desempleo, en especial el juvenil.
El 36% de la población entre 25 y 29 años tiene sólo formación escolar básica,
es decir, que no ha acabado la ESO (Secundaria Obligatoria hasta los 16
años); la media de la UE con estos estudios primarios es del 18,6%.
Otro 37% tiene estudios universitarios o de FP Superior, porcentaje
ligeramente superior al europeo, pero en nuestro país no ha habido ni
hay tanto trabajo para ese nivel formativo: antes de la crisis había un 44% de trabajadores con estudios universitarios en empleos que requieren menor cualificación.
Por otro lado, sólo un 27% de esa población joven tiene estudios
secundarios superiores –Bachillerato o Formación Profesional de Grado
Medio–, considerados una garantía de formación mínimamente cualificada
para trabajar. La media europea con esta formación es del 49%.
Uno de los principales objetivos de España es elevar este último
porcentaje, de manera que crezca el número de estudiantes que estudian
más allá de la obligatoria (el 28% abandona antes) y también el de
titulados en FP. Ése es, también, uno de los motivos de que el Gobierno
haya decidido reformar esos estudios profesionales.
La otra razón es estrechar el vínculo entre la Formación Profesional
en el aula y el trabajo en la empresa. Pero la ambición del Gobierno es
que la formación práctica meta directamente al estudiante en el mercado
laboral: difícil en un momento en el que se destruye más empleo del que se crea.
Por la misma circunstancia no parece que vaya a crecer en los
próximos años es el presupuesto destinado a la enseñanza (por debajo del
5% del PIB), aunque muchas son las voces que llaman a invertir en
educación para darle la vuelta realmente a nuestro fracaso económico.
Muy al contrario, la tendencia marcada por el nuevo Ejecutivo es hacia
la restricción más asfixiante. Hasta ahora, la inversión ha sido baja en
comparación con la mayoría de países europeos, pues la media pasa del
5% (España alcanzó ese 5% en 2010, pero después cayó). Si nos comparamos
con el grupo de países de la OCDE, aquí la media del 6%, y sólo nueve
de los 36 estados (España entre ellos) no llega al 5%.
A partir de ahora, que funcionen los criterios de "eficiencia" del
gasto que Educación se propone aplicar no puede comprobarse más que a
posteriori. La suspicacia sobre el recorte es inevitable.
Y si de dinero hablamos, no podemos olvidar que el 25% de los
colegios en España son privados concertados. La financiación la regula
una norma de 1985 que los centros subvencionados llevan años urgiendo
actualizar porque, aseguran, sobreviven asfixiadas y cobrando cuotas al
alumnado.
Malparados en las comparaciones
Junto al del abandono escolar temprano, el otro dato que avergüenza a España es el resultado que nuestros alumnos de 15 años
obtienen en las pruebas internacionales de la OCDE: el estudio PISA.
Aquí no remontamos posiciones nunca. Seguimos atascados por debajo del
promedio de los resultados. Según el último informe PISA, de 2009, en
Lectura, estamos en el puesto 34, cuando el promedio es el 27. En
Matemáticas, España queda 36ª, 11 puestos más abajo que el resultado
medio. En Ciencias, la diferencia de de 12 puestos.
Lo peculiar de nuestro país es la gran diferencia que hay entre los
resultados de unas comunidades y los de otras. Por ejemplo, los
evaluados de Castilla y León, La Rioja y Madrid logran puntuaciones
cercanas a los mejores de la tabla. En cambio, los alumnos de Andalucía, Baleares o Extremadura tienen resultados similares a los de los peores países.
También entre la cifras que caracterizan a España está el alto número
de leyes que han regulado el sistema educativo: cinco han marcado el
paso de las enseñanzas obligatoria y media desde 1970 con cuatro
reformas en 25 años.
Fuente: El Mundo.
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