Padres, profesores y alumnos tienen la palabra.
O.Novoa | R.Gómez | I. Pérez | J. Oms | Madrid | Sevilla | Valencia | Barcelona
La Educación sigue siendo una asignatura pendiente en España. Según el último informe Pisa seguimos estando en el vagón de cola europeo en competencias básicas educativas: los alumnos españoles obtuvieron el puesto 26
del total de 34 países que participaron en este estudio realizado por
la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
Y no será por leyes. En las últimas décadas España ha experimentado
una docena de reformas educativas, y este año, si se cumplen las
palabras del nuevo Ministro de Educación, podríamos ver la próxima.
Quizás José Ignacio Wert nos dé alguna pista este
martes, cuando comparezca por vez primera en el Congreso para explicar
las líneas de su departamento en la presente legislatura. Sin embargo,
hemos preferido adelantarnos y preguntar a los verdaderos actores de
esta película, alumnos, padres y profesores, qué cambiarían ellos para hacer una Educación mejor.
'Una asignatura llamada Juegos'
Nuria Valladares, estudiante de 5º curso de Educación Primaria (Sevilla)
Nuria es joven, pero lo tiene claro. A ella le gustaría "que hubiera
más clases en las que pudiéramos hablar con nuestra 'seño' y nuestros
compañeros y que pudiéramos hacer cosas más divertidas, no sólo estudiar y trabajar.
Deberían poner una asignatura llamada Juegos." Y no es todo, a sus 10
años también sabe que no le gusta "que nos pongan deberes para casa.
También me gustaría que pudiéramos utilizar más el ordenador".
'Un sistema encorsetado'
Alexa Diéguez, madre de una niña de 15 años y un niño de 7 (Madrid)
Y Alexa, aunque no conoce a Nuria, está de acuerdo con ella. El sistema es "muy encorsetado.
Se trabaja todo centrándose en libros, en vez de ser mas imaginativo y
adaptarse a cada grupo de alumnos". Además, "no se tiene en cuenta las
peculiaridades de cada niño, no se miden las velocidades ni las
aptitudes. Al ser todo tan estandarizado no se fomentan las virtudes del
niño, pero tampoco se trabaja todo lo que se debiera los puntos de
mejora". A eso se le añade la temprana llegada al instituto,
en primero de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO): "Los hace
mayores antes de tiempo, los deja al pairo, con mucho menos control en
una edad muy conflictiva, y empiezan a renquear y a hacer vida de
adolescentes mucho antes".
'La ratio profesor-alumno'
Alicia Chocarro, profesora de Física y Química, IES Ciudad de Jaén (Madrid).
Alicia opina lo mismo: "Mandaría primero de la ESO al colegio, porque
ya se están maleando con los mayores en vez de ser los reyes del
colegio", y haría "un bachillerato más largo, con itinerarios en 4ºde la
ESO para separar a quien va a ir a la Universidad de quien querría
hacer FP o del que opte directamente por el mercado laboral." Sin
embargo, para ella lo fundamental es "la ratio profesor-alumno".
La diferencia entre un grupo de 18 alumnos y otro de 28, dice, es
abismal, algo que se ha visto afectado por los recortes en su Comunidad
Autónoma.
"La Educación se ha convertido en una fábrica cuando yo creo que es
artesanía: grupos pequeños, conociendo a cada alumno, y trabajando con
él." También encuentra "los temarios demasiado amplios,
no da tiempo a parar, a reflexionar, a desarrollar proyectos". Y echa
en falta que el profesorado coordine más los contenidos entre las
asignaturas del curso, que se trabaje mejor en equipo.
'No se preocupan por tu nota media'
Blanca S., estudiante de 1º de Bachillerato (Madrid)
Blanca lamenta que los profesores no prestan atención a sus
inquietudes: "No se preocupan de lo que te gustaría estudiar después
para intentar potenciarte en esas materias, ni siquiera te preguntan. Y,
por ejemplo, si ven que alguien es muy bueno escribiendo o con las
ciencias y podría irle bien por ahí, no le potencian para que mejore
eso. Y no se preocupan por tu nota media aunque ven que nosotros estamos
muy agobiados por eso". También se queja de que no intentan implicar a los alumnos menos interesados
o que se comportan peor: "Les regañan, pero ni avisan a sus padres ni
nada y al final ellos siguen interrumpiendo el ritmo de los demás y sin
mejorar tampoco ellos".
'El escaso éxito escolar'
Vicente Baggetto, presidente de la Asociación de Directores
de IES del País Valenciano y vicepresidente de la Federación Estatal de
Asociaciones de Directivos de Centros Públicos
Para Vicente Baggetto, para acabar con "el escaso éxito escolar"
-otros dirían el gran fracaso escolar- hace falta prestar "mayor
atención a los alumnos con más necesidades y también a los alumnos
notablemente buenos. Conjugar equidad y excelencia es el reto que
tenemos por delante", explica.
Para ello hay que "eliminar el debate partidista de
la Educación, que no puede estar a expensas de los bandazos que ha dado
en los últimos 25 años". Los medios materiales y humanos es condición
necesaria, pero no suficiente: "Hay países con dotaciones similares pero
su porcentaje de éxito escolar es muy superior". En parte, atribuye las
dificultades al desigual reparto de alumnos recién llegados al sistema,
tanto inmigrantes como aquellos con necesidades especiales, que en
muchos centros públicos desbordó los recursos en la primera década del
siglo. Aunque admite que "posiblemente, el conjunto del profesorado no
hemos sido capaces de cambiar completamente nuestras costumbres
didácticas o pedagógicas" pese a todo el esfuerzo realizado para ello. Y
en cuanto al bachillerato, está entre los convencidos de que hace falta
ampliarlo un año más.
'Cumplir todo el ciclo de la ESO'
Montse Milán, profesora de Ciclos Formativos, IES Joan d'Àustria (Barcelona)
Para Montse, sin embargo, alargar un año el Bachillerato "no va a
ayudar a los graves problemas que tenemos los docentes y el sistema en
general", aunque no es contraria a ello. La situación, dice, es límite:
"El fracaso escolar es alarmante" y lo prioritario es "garantizar que
los alumnos lleguen con el nivel formativo mínimo para afrontarlo", para
lo cual "es necesario que se cumpla con todo el ciclo de la ESO. Hasta
los 16 años. Prepararlos más y mejor y no obligar a los alumnos a
escoger una vía academicista antes de tiempo".
'Falta de interés'
Cíes Garcés, estudiante de Anatomía Patológica (Vigo)
Cíes acaba de dar el salto y todavía tiene fresco su paso por el
instituto, que abandonó el año pasado. ¿Su mayor queja? "Los profesores
no tenían interés en dar clase, y eso hace que el alumno pierda interés
en aprender. Daban la materia y si tú no lo entendías tampoco hacían un
esfuerzo para que lo asimilaras. Así, el alumno ni se implica ni se interesa".
En ocasiones, esa falta de apoyo se traduce en peores calificaciones
que pueden ser definitivas para acceder o no a la Universidad. "A veces,
en los exámenes te quitan puntos por tonterías, de forma que en vez de
poder tener un 8 o un 9 tengas un 5". Y sabe de lo que habla. Pese a
tener una media de 8 sobre 10 en el bachillerato, el 11 sobre 14 en que
se quedó su nota tras la selectividad le cerró el paso a Medicina.
Aunque no ha tirado la toalla, y espera acceder usando Anatomía
Patológica como 'pasarela' hacia su soñado destino laboral.
'Nociones básicas'
Marta Pérez, profesora de Música del Colegio Ramón y Cajal (Madrid)
Esta profesora de primaria es tajante: "Cambiaría primero los
profesores de primaria y la carrera de magisterio, que está mal
planteada. En tres años no te pueden enseñar lo necesario, hay que tener
una vision un poco más amplia." También en la enseñanza de 6 a 12 años
dedicaría más tiempo a las nociones básicas: "Se dan muchos
conocimientos muy específicos y poco conectados con su experiencia y los
niños los olvidan. Los niños deberían estar escribiendo, leyendo, haciendo teatro, deporte
y trabajando las nociones más básicas." A ello se suma la falta de
conexión entre materias: "Son conocimientos aislados por áreas, que no
se relacionan y que a ellos no les sirven. Se pierde mucho el tiempo en
eso y a los niños les aburre". Y remata con una pizca
de autocrítica: "Cuando llevas unos años, en Educación, como en otros
trabajos, uno tiende a estancarse un poco, e introducir métodos nuevos
no es sencillo".
'Reorganizar el currículum'
Luisa Romero, profesora del colegio concertado Santa Ana (Sevilla)
Luisa Romero también cree que hay que disminuir el número de alumnos
por clase y "conseguir una enseñanza más personalizada y de calidad".
Esta profesora de Sevilla también opina que debería reorganizarse el currículum
con menos materias, que "debería ser más abierto y flexible", además de
tener la "posibilidad de interrelacionar las asignaturas y no
convertirlas en departamentos estancos". Apostaría por el bilingüismo y
por un "pacto de Educación entre políticos, familias, docentes y alumnos
que genere una Ley que prevalezca en el tiempo,
independiente de los cambios de Gobierno". También considera
imprescindible dignificar la figura del docente y dotar mejor los
colegios concertados como en el que trabaja.
'Eliminar la burocracia'
Gonzalo Guijarro, portavoz de la Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía
Otros, como Gonzalo Guijarro, piensan que "sería muy conveniente
suprimir las subvenciones a la concertada: o enseñanza pública o
privada, pero no privada financiada con dinero público". En lo que sí
coinciden ambos es en la necesidad de "eliminar el exceso de burocracia inútil".
El portavoz de los profesores andaluces considera que "hay que acabar
de una vez con el control ideológico que ejercen los pedagogos sobre el
sistema. Despolitizar a la inspección, devolviéndole su carácter
técnico, así como endurecer las pruebas de acceso a la función docente".
Y en cuanto al bachillerato, alargarlo a tres años le parece "una
medida en la buena dirección, pero absolutamente insuficiente, dado el
colapso actual del sistema". ¿Su apuesta? itinerarios académicos a
partir de los 12 o 14 años.
'Cambiar la mentalidad de los políticos'
María José Navarro, presidenta de Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Valencia
Esta madre implicada desde hace años en el ámbito educativo atribuye el
fracaso escolar en su Comunidad a la falta de inversiones de la
administración autonómica. Para ella, la solución pasa por "cambiar la mentalidad de los políticos para que creyeran más en la escuela pública, que podría funcionar muy bien si, al margen de mayores inversiones, los gobernantes se la creyeran".
Fuente: El Mundo.
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