jueves, 3 de febrero de 2011

Educación para la ciudadanía debe ser abolida

Por Tomás de la Torre Lendínez.

Las clases obligatorias de Educación para la ciudadanía no sirven para nada. Solamente para una cosa: ser fuente de conflictos para los alumnos que deciden no cursar ese bodrio, donde lo que únicamente se enseña es ideología zapaterista descarada.

Los profesores que imparten este adoctrinamiento han sido elegidos entre la gente con carné del partido correspondiente. A otros se les han dado para completar horario lectivo y tener el número necesario para justificar la nómina a percibir.

Los libros de texto contienen una ideología tan determinada en una sola dirección que son dosis lentas metidas en vena para crear escuelas de ciudadanos estabulados. La pena es que los colegios de iniciativa privada, entre ellos los regentados por religiosos de la enseñanza, están contribuyendo con su silencio desde el principio a esta manipulación de las conciencias juveniles, por miedo a perder el dinero de los conciertos.
 
El caso de las dos niñas de Sevilla es el paradigma de lo que decimos. La noticia está claramente expresada pulsando aquí.
 
 
La misma junta directiva del instituto se pone frente a la delegación provincial de Educación que recomienda que las alumnas cumplen con las expectativas y que son aptas para obtener el titulo. 
 
Existen directivas en los institutos que son más legalistas que nadie, pues confunden responsabilidad con servilismo al que te da de comer, cuya mano no desean morder por dos alumnas ni nada.
 
He visto dar el titulo de la ESO a gente que no sabe hacer la o con un canuto. Se han hecho exámenes masivos, trufados de gente mayor de 18 hasta los 50 años, a quienes, por lástima y poca responsabilidad, se les ha dado el título de Secundaria.
 
Las alumnas sevillanas tienen un buen resultado en las notas obtenidas en las otras asignaturas. Y la directiva solamente mira la letra de una ley andaluza que dice que se debe haber cursado Educación para la ciudadanía, anulando la libertad de los padres a oponerse a una asignatura que es la implantación doctrinaria de un pensamiento único y alejado de la visión amplia de la vida y de la moral social, algo que se enseña en la familia de cada alumno.
 
Los mismos alumnos, cuando cruzan el charco de la dichosa Epc, me dicen que han perdido el tiempo soberanamente y que no se acuerdan de nada porque no les ha interesado en absoluto lo que les han dado en esa hora obligatoria semanalmente.
 
¿Veremos salir de la enseñanza a la Epc algún día?. Esperemos que sea así. Está en juego la libertad de los padres y los hijos. Y, también, el modelo de la sociedad.
 
Tomás de la Torre Lendínez.

Fuente: Infocatólica.

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