En Diario de un Padre Objetor.
Últimamente se están produciendo hechos y manifestaciones que permiten albergar una mayor esperanza en la resolución del conflicto provocado por Educación para la Ciudadanía.
Sin duda, los padres objetores estamos acostumbrados a palabras, promesas y apoyos que se difuminan y desaparecen al albur de las conveniencias políticas circunstanciales. Pero no vienen mal, de vez en cuando, motivos para la esperanza.
La sociedad, en su conjunto, parece que comienza a sentir en su propia carne el totalitarismo gubernamental que llevamos experimentando los objetores desde hace años. El afán por controlar, inmiscuirse y prohibir es un tic totalitario que cada vez se hace más patente. La gente se está dando cuenta a través de los pequeños detalles, de recortes de libertad menores que los que nosotros sufrimos pero que, al fin y a la postre, pueden ser los revulsivos inesperados para el regreso de las libertades.
Fuente: Diario de un Padre Objetor.
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