viernes, 11 de febrero de 2011

“A la enseñanza secundaria en España le faltan tres pilares: disciplina, valores cristianos y educación diferenciada”

Entrevista a Vicente Rodríguez García, Doctor en Historia, profesor y escritor.
 
Redacción - 11/02/2011 
 
Según su experiencia en este campo, que no es corta -más de 35 años-, a la enseñanza secundaria en España le faltan tres grandes pilares: la disciplina, los valores católicos y la educación diferenciada. Así, se lo ha contado el profesor, escritor y Doctor en Historia, Vicente Rodríguez García a Análisis Digital.
 
¿Podría desarrollar estas afirmaciones?
 
He dicho tres pilares sustentantes que faltan para dar unas sugerencias positivas y de mejoras. El primero es la disciplina, el orden, las normas de convivencia, etc.; el segundo son los valores, si no se incorpora la enseñanza de los valores cristianos a nuestros alumnos, su educación se desmorona. Y el tercero es la educación diferenciada; en estas edades está muy demostrado: enseñar y educar a niños y niñas juntos provoca el fracaso de unas y otros porque el nivel de maduración psíquica y de aprendizaje es diferente, con ritmos distintos.
 
Suelo decir que es un negocio en estos momentos promover colegios con estas tres ideas, de hecho todos los existentes tienen muchísimas más solicitudes que plazas, podría poner ejemplos de ocho colegios en Sevilla que con estas características no pueden admitir a todas las solicitudes.
 
¿Como concretaría los valores católicos?
 
Se le da muchas vueltas a este tema de los valores, se escriben libros de más o menos calidad pero los directivos y el profesorado deben tener como motivo conductor los valores que sencillamente se desprenden de los mandamientos amorosos de Dios. Ningún niño, ningún adolescente, sale perjudicado si se le educa en el amor y respeto a los padres, en el amor y respeto a los demás, en el uso responsable de la libertad, en el amor a la vida, en el amor a la verdad, en respetar los bienes de los demás, en vivir una sexualidad sana, etc., estos son en realidad, entre otros, los mandamientos del Amor de Dios para los hombres.
 
¿De qué manera pueden reaccionar los padres antes estas premisas?
 
Hablando siempre desde mi experiencia, los padres de cualquier ideología, o desde cualquier planteamiento vital, suelen querer para sus hijos un centro educativo en el que haya orden y se les eduque y se enseñe en calidad, un centro que impriman en los alumnos principios humanos, católicos y la enseñanza separada porque sus hijas o sus hijos salen beneficiados.
 
Esto ni es “políticamente correcto” ni lo aceptan muchas personas.
 
Ciertamente tiene usted razón. Pero el futuro, ya ha empezado, va por lo que afirmo. Ejemplos puedo poner muchos. No obstante seguirán los violentos ataques de los políticos que desean manipular a la juventud y construirlos de tal manera que les voten. Algunos políticos ven peligrar sus carreras si la juventud es sana, si los jóvenes son críticos, si poseen valores estables desde los que pueden construir su propia vida y no seguir el dictado de una ideología determinada. Saben que el citado tipo de educación los hará libres y por ello les cierran las puertas a una enseñanza en libertad, con leyes de educación manipuladoras ideológicamente. En la época de Franco había una asignatura obligatoria que se llamaba “Formación del Espíritu Nacional” en ella se pretendía inculcar a los alumnos los principios del llamado Movimiento Nacional, es semejante a algunas asignaturas actuales que buscan la aplicación del mismo método, ésta y otras son manifestaciones del ataque frontal a la enseñanza de la que vengo hablando.
 
¿Y como evolucionará la situación?
 
Resultará, desgraciadamente, que los ricos podrán pagar buenos colegios y los menos pudientes no podrán hacerlo. Pero el peligro también campea sobre esos colegios. Primero quieren suprimir los principios enunciados más arribas en los concertados, ya lo han hecho en los públicos, pero no se quedarán ahí, irán por los colegios privados con el objeto de desmontar los pilares de los que le he hablado, acabar con la disciplina, con los valores católicos y con la enseñanza diferenciada. Saben muy bien que esta educación perjudica determinados intereses políticos. Yo hago un llamamiento a los padres, que se enteren bien de lo que sucede en las aulas de sus hijos, de qué se les enseña a sus hijos, de qué saben sus hijos, y después actúen en consecuencia acudiendo a la dirección del colegio, al consejo escolar, al la asociación de madres y de padres e incluso a las autoridades educativas, muy sensibles ante la protesta de los padres.
 
¿Hay solución? ¿Está concienciada la sociedad?
 
La solución va por la acción concreta de los padres y le pondré algún ejemplo. ¿Qué padre o qué madre se quedaría tranquilo si su hija o su hijo de 6 años llega a casa diciendo que tiene que decidir si es hombre o mujer? ¿Qué padres se quedarían tranquilos si sus hijos llegan a casa diciendo que saben usar el preservativo porque lo han aprendido en la escuela y han hecho prácticas sexuales? ¿Qué padres se quedarían tranquilos si averiguan que los conocimientos de sus hijos son nulos, que en determinadas clases no se hace nada, que el profesor se lleva media hora hasta que logra sentar a los alumnos y la otra media intentando que algunos atiendan? Si los padres no hacen nada, todo se desmorona, si los padres hacer valer sus derechos más elementales que están recogidos en la Constitución, empezarían a resolverse los problemas.
 
A la segunda pregunta le contesto con tres afirmaciones leídas recientemente en la prensa de tres autores de distinta manera de pensar pero coincidentes en lo que sostengo: “El proceso degenerativo de nuestra enseñanza es el mayor de nuestros problemas y el de los peores pronósticos” (Manuel Martín Ferrand). “La calle está que da pena en nivel de educación, por los suelos. Hallar a un niño educado es creer en una aparición” (Antonio García Barbeito). Y la última, con palabra malsonante incluida, de J. Félix Machuca: “Han instaurado una ley no escrita pero sí de obligado cumplimiento: el que estudia es una maricona”.
 
La sociedad está concienciándose y soluciones existen, queda ponerlas en práctica.
 

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