Línea editorial COPE (1-02-2011).
El FMI ha asegurado que nos enfrentamos a la perspectiva de una generación perdida de gente joven, destinada a sufrir durante toda su vida el desempleo y sus condiciones sociales. Si la predicción ya es preocupante para regiones como la europea o la norteamericana, la situación concreta de España hace saltar todas las alarmas. Caminando hacia el precipicio de los 5 millones de parados, con una tasa de desempleo entre los más jóvenes que bate récord en la Unión Europea y encabezando las estadísticas del abandono escolar que se ha disparado hasta el 31%, nuestro país puede sufrir en sus propias carnes el desastre que supondría una generación perdida, estigmatizada socialmente por su baja cualificación educativa y lastrada por no poder acceder al mercado de trabajo.
Por eso es frustrante que la reacción del Gobierno sea decir que en la segunda mitad de este año se va a empezar a crear empleo, a ver si después de haberlo repetido sin éxito en los últimos años, esta vez cuela, y agitar el miedo a la derecha en cuanto aparece en el horizonte algún propuesta política encaminada a rehacer lo que se ha desecho en el ámbito familiar, social y educativo. Las cifras del paro son sólo la punta del iceberg. Debajo se esconde el drama de una profunda crisis moral que la clase política debe tomarse muy en serio, conscientes de que sin educación no hay futuro posible. Resulta desolador que el futuro de una generación se vea amenazado, y al Gobierno le falte la altura de miras para ir más allá del plazo que marcan las próximas elecciones.
Fuente: COPE.
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