lunes, 26 de marzo de 2012

¿A qué colegio llevamos a los niños?

Elegir el centro escolar es una decisión fundamental para el futuro de los hijos.

Con la llegada de la primavera, muchos padres se enfrentan a una de las decisiones que más quebraderos de cabeza producen a los padres: ¿A qué colegio llevamos a los niños? En efecto, la elección de centro es una decisión que afectará al futuro de los hijos, en ámbitos que van mucho más allá de la formación académica. Por eso, la mera cercanía con el domicilio familiar no debería ser el único factor para elegir escuela, ni menos aún el determinante, como imponen los criterios de selección de las Comunidades Autónomas. El modelo educativo, el ideario, la implicación de las familias, la formación del profesorado, o los resultados de las pruebas académicas externas pueden ser pistas para saber qué colegio se ajusta más a las prioridades educativas de los padres.

A partir de abril, y aunque con distintos calendarios autonómicos, los colegios e institutos de toda España abrirán los plazos de renovación e inscripción de nuevos alumnos. Eso significa que, estos días, miles de familias se hacen la misma pregunta: ¿A qué colegio llevamos a los niños? La práctica habitual para encontrar respuesta es que el centro esté cerca del domicilio familiar, o del trabajo de los padres. De hecho, en todas las Autonomías, la proximidad es uno de los criterios que más puntos da a las familias para obtener plaza, aunque la Comunidad de Madrid comienza este curso a implantar la zona única. Sin embargo, la elección del centro es tan determinante para el futuro de los niños que es necesario valorar otros factores.
  
Clave, desde el principio
  
Con un añadido: la decisión no debe esperar a los años de enseñanza Secundaria. Aunque ningún padre querría abocar a su hijo de 3 años a un futuro de fracaso escolar y desempleo, muchas familias olvidan que, para prevenir ambas situaciones, son determinantes los primeros años de escolarización. Algunos análisis demuestran que ya en 2º de Primaria se puede identificar al 65% de los que fracasarán con 16 años, y el porcentaje asciende al 95% en 4º de Primaria. Por eso, un termómetro básico para elegir colegio es qué formación académica ofrece. A saber: qué resultados han obtenido los alumnos en las pruebas de nivel realizadas por las Comunidades Autónomas, qué volumen de repetidores por clase hay... Estos datos no sólo dependen de la escuela, sino que es decisivo el contexto social y el entorno familiar del que proceden los chicos. Pero sí es importante tener en cuenta qué elementos se utilizan en un centro para detectar y prevenir el fracaso escolar, cómo se trabajan las destrezas básicas sobre las que gravitan las demás (Matemáticas-cálculo, y Lengua-habilidad lectora), cómo se fomenta que los alumnos con más capacidades puedan desplegar su potencial...
  
La estafa del bilingüismo
  
Mención especial merece la aplicación del bilingüismo, ahora tan de moda. Como explica don José Manuel Lacasa, director del Instituto F de investigación educativa, «lo que en muchos casos se vende como bilingüismo, es sólo una promesa política o una treta para captar alumnos, que resulta ser una estafa a las familias. Aseguran que, además de las asignaturas relativas al aprendizaje de un idioma, los centros enseñarán en Inglés o en Francés asignaturas como Historia o Conocimiento del Medio. La realidad es que la mayoría de los colegios no cuentan con profesores capacitados para hacerlo bien, porque cuando esos maestros sacaron su oposición o fueron contratados, nadie les exigió que hablaran otra lengua ni, mucho menos, que la dominaran como para enseñar su materia en ese idioma. Y al final, el alumno, ni aprende inglés, ni aprende Historia». Así, a la hora de elegir centro, conviene saber cómo se aplica el sistema bilingüe y qué formación tienen los profesores encargados de esa labor.
  
Lo importante no son las notas
  
Con todo, lo más importante a la hora de elegir colegio no se encuentra en el boletín de notas, ni en las instalaciones del centro. Como asegura el Presidente de la Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos, don Luis Carbonel, «el colegio tiene que ser una prolongación de la educación que se transmite en casa. Los padres tienen que plantearse qué formación quieren que reciba su hijo, porque, si no, van a crear una esquizofrenia educativa. No basta con elegir centro: es necesario que los padres vigilen y sean coherentes. Si eligen un centro público o uno no católico, han exigir que sean respetuosos con sus valores y no se inculquen contra-valores; si optan por un colegio católico, deben exigir que el colegio sea coherente con el ideario y, además, han de comprometerse a vivir de forma coherente la fe en la familia». Y concluye: «Lo más importante es que el centro facilite la colaboración con la familia. Los padres tienen que hablar con el tutor y los profesores; preguntar al equipo directivo de qué forma se corregiría un mal comportamiento de su hijo, o qué papel tiene el APA en el centro, porque cuando los padres se ocupan y preocupan por la educación de sus hijos, siempre hay éxito escolar».
  
José Antonio Méndez. 
  
Algunas pistas para acertar
  
Los factores que llevan a los padres a elegir un centro pueden variar mucho de unas familias a otras. Por eso, es necesario que cada matrimonio tenga claras algunas cuestiones, para decantarse por el centro que más se ajusta a la educación que quiere para sus hijos.
   
* Modelo educativo: ¿Centro estatal, privado, concertado católico o concertado no católico? ¿Enseñanza mixta; educación diferenciada; o separada en algunas clases? ¿Con ideario católico, con ideario propio no católico, o sin ideario?
  
* Pruebas externas: ¿Qué puesto ocupa en la última evaluación de la Consejería de Educación de la Comunidad Autónoma? ¿Qué resultados ha obtenido en las pruebas de evaluación, frente a los centros del mismo entorno? ¿Qué promedio de aprobados hay en Selectividad?
  
* Relación con familias: ¿Qué papel deja a la familia, en la relación con el centro? ¿Cuántas reuniones de padres hay, y cuál es el horario de tutorías? ¿Qué cauces de comunicación hay entre profesores y padres? Si es católico, ¿cómo implica a los padres en la actividad pastoral?
  
* Profesorado: ¿Cuál es el volumen de profesores fijos en el centro? ¿Tienen acceso a cursos de formación? ¿Hay profesores nativos para impartir idiomas? ¿Cuántos alumnos hay por aula? ¿Participa el centro en proyectos de innovación educativa? Si el centro es católico, ¿qué implicación tienen los profesores en la vivencia del ideario, y en la labor pastoral?
  
* Atención al alumno: ¿Cuántas horas dedica cada tutor al alumno? ¿Qué se propone a los alumnos con más dificultades? ¿Se incentiva a los que van mejor? ¿Qué elementos de control hay para los alumnos indisciplinados? ¿Hay integración para alumnos con discapacidad, para fomentar también la responsabilidad entre los compañeros?
  
Fuente: Alfa y Omega.

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