¡Qué le voy a contar a usted sobre encuestas de valoración política
que no sepa! Y sobre el daño que causan los antiguos compañeros cuando
se ceban con uno porque sus decisiones políticas no se pliegan a quienes
se creen legitimados para orientar la política española desde hace
décadas.
Resulta que el ministro Wert, de perfil más profesional que político,
está defraudando a la izquierda, que había puesto sus esperanzas en que
su moderación se tradujera en mantener el desastroso y doctrinario statu quo educativo
y sorprendiendo a los españoles que no entendíamos cómo el Partido
Popular iba a reformar la educación nombrando un ministro de bajo perfil
político que se llevaba bien con tirios y troyanos. Pero así se escribe la historia.
Tal como está el patio –permítame la licencia– resultar mal
valorado es indicador de estar acometiendo las reformas que se precisan.
Cuando ponen el grito en el cielo desde El País hasta el entubado Público,
los sindicatos, las coordinadoras de gays y lesbianas, Amnistía
Internacional, la Fundación CIVES, las feministas de género o lasmareas de profesores trasnochados que utilizan a los alumnos como ariete, debería usted pensar que está tocando material sensible.
Y es que la educación siempre ha sido coto cerrado de la izquierda e
instrumento para forjar ciudadanos más adoctrinados que capacitados, más
pasivos y demandantes que proactivos y responsables. Y, claro, la
izquierda sabe que con ciudadanos formados, capacitados y críticos no se
ganan elecciones. Y sin poder no hay financiación para la tribu lobotomizante, por lo que la rueda acaba deteniéndose.
La izquierda estará encantada de que el Partido Popular resuelva la
crisis económica y, si es posible, le deje llenas las arcas del Estado
para malgastarlas en su próxima victoria. Pero lo que no les van a
perdonar es que cuestionen y reformen un sistema educativo que es un
desastre académico pero también una máquina de generar votantes
dependientes.
Ahora que ha perdido todos los amigos interesados, siga con las
reformas propuestas consciente de que la más importante valoración es la
que le dicta su propia conciencia cuando los titulares y algaradas van
dejando paso al silencio de la madrugada.
Reciba un cordial saludo,
Cartas a Wert.
Fuente: Cartas a Wert.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se agradecen los comentarios